SEX MUSEUM

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Sala El Sol, Madrid 3 Enero 2025
Texto y fotos: Javi G. Espinosa

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Se van a cumplir 40 años desde que unos chavales empezaron a ensayar una música que se alejaba de los ecos de una Movida ya en declive y se apartaba de las radiofórmulas, recuperando el sonido beat, garagero y psicodélico de los 60 pero con un renovado espíritu juvenil. Ni ellos mismos imaginaban entonces que cuatro décadas después seguirían embarcados en esa misma banda – aparte de haber dado vida a innumerables proyectos paralelos por el camino, algunos aún activos. Pero así es: cuatro de aquellos chavales (tres sobre el escenario, y el cuarto en la mesa de sonido) estaban una vez más listos para empezar el año en la sala El Sol, como viene siendo habitual desde hace años, pero esta vez con el aliciente de arrancar la gira que va a celebrar ese aniversario tan redondo para Sex Museum.

Había mucha expectación ante la cita, agotándose las entradas con antelación pese a haber tocado recientemente en Madrid, hace apenas unos meses, y sin que aún tengamos más temas nuevos de ese disco que siguen preparando despacio y con calma, y del que sólo nos pudieron adelantar algunos detalles después de terminar el concierto, pero que esperamos poder escuchar ya completo a lo largo de los próximos meses.

El primero en aparecer en escena fue Loza (que ha recorrido más de la mitad del camino junto a Marta, Fernando y Miguel, los tres miembros fundadores que mantienen viva la llama), quien recibió una calurosa acogida y respondió sentándose a la batería para enardecer a la concurrencia con una contundente introducción que nos anticipaba la tormente sónica por venir. Con toda la banda ya sobre el escenario arrancó el expreso que amenaza con arrasar a su paso todo lo que se ponga delante durante este año, paradójicamente rejuvenecidos con el paso de los lustros.

Pocas sorpresas en el repertorio, pero entrega absoluta y mutua desde la primera canción. Y es que se notaban las ganas, tanto del público como de los músicos, por empezar esta gira a tope de revoluciones desde la primera noche. Aunque no todo puede ser perfecto: hasta en las mejores familias hay roces y desavenencias, y a veces hay alguien que no se encuentra cómodo mientras los demás se divierten, como le sucedió a Marta, que al parecer no terminaba de escucharse bien, ni a ella ni a sus compañeros, cosa que le fue cabreando bastante, y finalmente tuvo que desahogarse y soltar su enfado. Afortunadamente, allí tenía al resto de la familia para consolarla y arroparla, tratando de hacer que no perdiese la sonrisa ni el entusiasmo.

Y es que al final las cosas hay que tomarlas como vienen, y divertirse a tope cuando hay que hacerlo, pero poder enfadarse de verdad también cuando tienes motivos. Incluso las dos cosas a la vez, que no tienen por qué ser incompatibles, aunque lo parezca. Así que comprendimos y hasta compartimos ese enfado, aún sin saber muy bien el motivo, pero nos sobrepusimos a los problemas para centrarnos en disfrutar de la descarga eléctrica y emocional que inundaba la sala. Al fin y al cabo, los momentos especiales no tienen que ser perfectos, pero sí deben ser inolvidables, y sin duda vivimos una noche que quedará en el recuerdo y que marca un hito (otro más) en la larga e imparable carrera de estos músicos irreductibles e insobornables. Brindemos por disfrutar con ellos por muchos años más.

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