BIZNAGA + SISTEMA DE ENTRETENIMIENTO – INVERFEST 2024
Biznaga nos pertenecen
La Riviera, Madrid 26 Enero 2024
Texto y fotos: Javi G. Espinosa
Una cita muy esperada dentro de la programación del presente Inverfest era el fin de gira de Biznaga en La Riviera. Una banda que ha ido creciendo y madurando sin prisas durante más de diez años, y que ha conseguido hacerse un nombre y una reputación bien ganados y más que merecidos. En estos tiempos de canciones simples y ramplonas, inteligencia artificial, algoritmos y autotune, cuando por enésima vez se da al rock por muerto y enterrado, gente como Biznaga nos demuestran que el rock, el orgánico, el visceral, no sólo sigue vivo sino que tal vez es más necesario que nunca.
Ellos se lo han currado de verdad, demostrándolo en sus cuatro discos y en cientos de conciertos, y ahora cosechan el fruto de ese trabajo, que es haber logrado llegar a un público tan variado como fiel, que suma adeptos en cada actuación y que ha hecho ya suyas esas canciones. Las hemos asumido como propias, convirtiéndolas en himnos transgeneracionales, y ahora ya Biznaga nos pertenecen.
Aunque este no fuera un concierto más, salieron con las mismas ganas y la misma rabia de siempre. Caña desde el primer minuto, y locura desatada entre la concurrencia desde el primer momento, con pogos y empujones que en algunos puntos y momentos se desmadraban más de la cuenta. «Mediocridad y confort» marcó el punto de partida, el ritmo de la marcha y el rumbo a seguir durante toda la noche, en un concierto de alta intensidad y con un público más que motivado.
Los momentazos se iban sucediendo con temas como «Contra mi generación», «2K20», «Motores de búsqueda avanzada» o «Las brigadas enfadadas», llegando al culmen con «Espíritu del 92». Con la afición a su merced, hasta se permitieron hacer un vacile vocal con la peña al estilo de Freddy Mercury, sin prejuicios ni sonrojo, para lanzarse a continuación de nuevo cuesta bajo y sin frenos, con un sonido casi hardcore. Y es que el punk también es eso.
Entre tema y tema, también tuvieron un recuerdo para el Rock Palace, que recientemente ha tenido que cerrar sus puertas (aunque parece que en breve volverá a abrirlas), rememorando los ya lejanos tiempos en que su idea de triunfar era simplemente llegar a hacer algún bolo allí. Así mismo, invitaron al Sindicato de inquilinas a tomar el escenario y el micrófono para reivindicar justicia en los abusivos precios de los alquileres. Y por supuesto, pidieron el reconocimiento para toda esa gente que les acompaña en directo y hace posible que todo funcione, aunque no les veamos ni les oigamos.
Durante algo más de una hora pudimos disfrutar de su contundencia sonora, y de la acidez y la lucidez de sus certeras reflexiones y sus incendiarias proclamas sobre todo lo que les (y nos) rodea. «La escuela nocturna», «Líneas de sombra», «Madrid nos pertenece» y «Una ciudad cualquiera» no podían faltar en la recta final del concierto, terminando de hacer que ya se descontrolase toda la concurrencia, dentro del más absoluto desenfreno. Despedida y cierre, sin bises ni leches, que para hacer que te vas y luego vuelves, mejor quemar toda la gasolina y marcharte, sin más.
Si recurrir a radiofórmulas ni algoritmos, sólo a base de currar y tener fé, Biznaga se han hecho grandes, y no por llenar La Riviera, sino por hacerlo con gente de diferentes generaciones y procedencias, que canta y que vive sus canciones, como esos himnos en que ya se han convertido. Y cuando eso pasa, es porque hay algo de verdad, auténtico y necesario, en esas canciones.
Como aperitivo tuvimos a Sistema de Entretenimiento, con su punk electrónico, ruidoso, colorido y saltarín, en la tradición de aquellos primeros tiempos de los Pegamoides (representados también entre el público asistente, nos consta) y otras bandas que hace más de cuarenta años empezaban a hacer cosas parecidas. Y debe ser que no estaba tan mal, porque vemos que la fórmula no sólo se sigue explotando, sino que permanece vigente.
Desgranaron, llevando escrupulosamente la cuenta desde el escenario, más de una docena de canciones propias más alguna versión, disponiendo de tiempo suficiente para exponer su propuesta, y disfrutar de su espacio y su papel, dentro de una noche que para muchos quedará en la memoria.