TESSERACT + UNPROCESSED + THE CALLOUS DAOBOYS
Texto: Camelia de Winter
Fotos: Javi G. Espinosa
21 de enero, sala Mon, Madrid, fecha apuntada en las agendas de los apasionados del metal progresivo. Después de cinco largos años teníamos el placer de volver a disfrutar (gracias a una nueva Route Resurrection) de Tesseract. Grupo pionero en el Djent (una variación del tradicional metal progresivo) aterrizaba en nuestro país para presentarnos su quinto trabajo “War of Being”, un disco con más guturales de los que nos tienen acostumbrados pero sin perder su esencia: cambios de tiempo poco usuales, complejidad y técnica depurada. Como siempre, la Mon abriendo puntual sus puertas para la entrada de los feligreses, que en una tarde-noche de domingo heladora, habían conseguido hacer un increíble sold out.
A las 19:30, con una sala llena, buen ambiente y un público con ganas de disfrutar de la buena música, daban el pistoletazo de salida The Callous Daoboys. Grupo poco común donde los haya (como ejemplo: de telón de fondo proyectaban su entrada en la Wikipedia) regalaron al público madrileño un estallido de energía. Los de Atlanta, con su propio estilo de nu metal, venían a presentar su último trabajo “Celebrity Therapist” y aunque no eran demasiado conocidos por el público, su buen hacer y energía incitó a los asistentes a crear los primeros mosh pits de la noche.
En una gira en la que no hace acto de presencia Rich Castillo y su saxo, sí está muy presente su guitarrista rítmica Maddie, puro movimiento en el escenario. Poderío gutural de sus dos vocalistas (Carson “Big animal” y Jackie Buckalew) en canciones como “Violent Astrology” o “Waco Jesus” y discreta actuación de su violinista Amber. Media hora de actuación de estos huracanes de Atlanta, en la que si bien no interactuaron demasiado con el público no podemos negar el chute de energía que recibimos.
Después de la recogida de bártulos por parte del sexteto anterior y de nuevo con una increíble puntualidad, a las 20:20 hacían acto de presencia los ya más conocidos y esperados Unprocessed. La banda alemana de metal progresivo, liderada por Manuel Gardner Fernandes venía a presentarnos su último trabajo “… And Everything in Between” de ahí que la mayoría del show se centrara en él, deleitándonos con temas como “Lore”, “Hell” o “Glash” coreados por un público totalmente entregado a una actuación impecable.
Manuel hizo una actuación sobresaliente, sólida. Sorprende la capacidad de este joven frontman de llevar el concierto sobre sus hombros y no fallar ni una sola nota (siendo este estilo muy técnico, guitarrísticamente hablando). El grupo estuvo perfectamente compenetrado, las guitarras siguieron sin problema el intrincado ritmo que marcaba la batería de Leon Pfeifer y la voz del propio Manuel.
Como no podía ser de otra manera, cerraron el magnífico concierto con “Haven” (título sacado de su álbum debut “Covenant”). Cuarenta minutos de una maravillosa, elegante, sólida y perfecta actuación de estos alemanes, que dejaron a más de uno con la boca abierta y esto, queridos lectores, no había hecho más que empezar.
Todavía asimilando la excelente actuación que acabábamos de presenciar, pudimos observar cómo se llevaban los instrumentos de la banda anterior para dar su espacio a la banda principal “Tesseract”. La emoción fue palpable cuando apareció su logo (cuatro dimensiones de un cubo) y la conmoción brutal cuando quitaron la lona que cubría la batería de Jay Postones (considerado uno de los mejores baterías en la actualidad de su estilo).
Emoción que casi se va al traste cuando antes de comenzar la actuación, salió al escenario el cantante (el gran Daniel Tompkins) para decir que estaba enfermo y que necesitaría de nuestra ayuda en algunos temas. El susto inicial se apagó en cuanto empezaron a sonar los acordes de “Natural disaster” seguida de “Echoes” ambas de su último trabajo “War of Being”
Esto acababa de empezar y aunque Daniel entre canción y canción utilizara el inhalador para aguantar el ritmo, sabíamos que estábamos viendo algo que a día de hoy no sé definir con palabras: quizá sublime o perfección se aproximen a lo que vivimos esa noche. Sin preaviso y seguida de la ya antes mencionada “Echoes” nos sorprendieron con uno de sus mayores éxitos: “Of mine-Nocturne”, que sonó perfecta, eso sí, con Tompkins pidiendo al público que le ayudara, hecho que el respetable hizo más que con ganas.
Siguieron dando un increíble espectáculo que en ningún momento de la noche decayó, tocando canciones como “Dystopia”, “King”, “Legion” o “Juno”. Terminaron de una manera apoteósica, regalándonos dos piezas magistrales de su primer álbum: “Concealing Fate part.1 Aceptance” y “Concealing Fate part.2 Deception” que sólo consiguieron que sus poco más de hora y cuarto de concierto nos supiera a muy poco.
Daniel Tompkins no solo salvó las partes melódicas con la técnica vocal que le caracteriza sino que los guturales estuvieron más presentes que nunca (incluso en las partes en las que debería haber melodía). Por su parte Jay, haciendo gala de su técnica con la batería, condujo al grupo con una precisión milimétrica gracias a sus ritmos y compases de amalgama. El sonido de las guitarras, mezcla de riffs contundentes y partes ambientales (con reverbs y delays casi infinitos) como siempre impecables. Concierto PERFECTO en el que nos dejaron sin aliento. Sólo ponemos una pega: no tardéis otros cinco años en volver.