Recinto Mad Cool, Madrid

6, 7 y 8 de Julio 2023

Crónica y fotos desde el quinto coño: Álex García Fotero        

 

No somos normalmente de entrar en la carrera de subir las crónicas de los primeros, algún pódium tenemos, pero no va con nosotros. Cierto es que el calentón del momento muchas veces es “la droga inspiradora de una buena canción”, pero a veces es necesaria la calma y el sosiego para analizar lo acontecido, aunque sea arriesgándote a perder la chispa de la inmediatez.

 

Sabido es que el Mad Cool nació acompañado de problemas desde su primera edición, no creo que haga falta enumerarlos, algunos son más que desagradables, y este año no iba a ser menos.

 

Puedo jactarme de haber leído en estos días fácilmente más de 20 crónicas, otros tantos hilos de Twitter, todos con sus haters, pelotas, bots y tontos, que esos nunca faltan. La conclusión a la que llegan los medios es sencilla, y coincide en la gran mayoría, porque también hay que decir que algunos parecen que estuvieron en otro sitio o que no movieron el culo de la sala de prensa con sus sofás, estando fresquito, con bebida y comida gratis e ilimitada (yo apostaría por esto último, es más, que casualidad que este año no haya quejas de la sala de prensa, curioso). Y esa conclusión alude a 2 grandes problemas: no puede existir una sola zona de baños para un festival que pretende llevar a cerca de 70.000 personas, y que el sábado o hubo exceso de aforo o el espacio del festival era insuficiente para albergar a 70.000 personas. Si le sumamos además otros problemas también importantes cómo la falta de sombras, los embudos continuos (gran culpa por las torres de alta tensión no enterradas todavía), las colas interminables para poder consumir (sobre todo comida), y la mala organización por parte de la policía de las filas que se formaban para poder entrar, pues podemos resumir todo en que pocas cosas pasaron.

 

 

Pero señoras, ¿esto es sólo culpa del Mad Cool? Lo analizamos a continuación.

De todos es sabido que para montar un festival y más de estas dimensiones necesitas mil permisos, licencias, planes, inspecciones, controles y demás.

Entonces si Mad Cool decide poner sólo una zona de servicios para 70.000 personas alejada de las zonas de los escenarios, con lo que esto supone para la movilidad de los asistentes dentro del festival, es de suponer que alguien les ha dado el permiso, y si Mad Cool dice que puede meter 70.000 personas, será porque alguna administración ha comprobado que efectivamente eso es así.

Por otro lado, para entrar y salir del festival “alguien” habría diseñado un plan de movilidad para tanta gente, también con el visto bueno de alguna administración, incluso de protección Civil y de las fuerzas del orden competentes. Mi duda es porque nadie les pide responsabilidades. Aunque conociendo que esas administraciones son las mismas que ganaron unas elecciones prometiendo acabar con Madrid Central, que han invertido cantidades ingentes de dinero en el festival y que son las mismas que deciden que la libertad en Madrid se termina a las 02.00, pues poco recorrido pueden tener las quejas. Cómo sigan manteniendo el ritmo de excusas ya veo que la culpa acaba siendo del Coletas, o incluso de ZP.

 

Por supuesto que la organización del Mad Cool no va a quedar fuera de nuestras críticas. No es de recibo que a estas alturas se improvise tanto en la organización de esta edición, no se puede dejar tanto para última hora, por muy españoles que seamos, es inconcebible tan mala cobertura en el S.XXI, y lo más importante, cuando algo falla hay que solucionarlo, sino el mismo día, para el día siguiente a primera hora, y eso no se hizo.

Tampoco queremos dejar pasar lo del tema de las barras, aunque ya estemos acostumbrados a los precios abusivos, hay que reconocer que se superan año tras año. Tan sólo un ejemplo, un refresco 4€, la compra del vaso 1.5€ (obligada y sin devolución). Menos mal que esta vez sí hubo grifos de agua y salía fría, aunque estaban en los baños…

Hablemos de lo musical, aunque a estas alturas parece que se ha quedado en un tema menor.

 

 

 

Jueves

 

Primera jornada del festival, mucho calor y muchas ganas.

El Mad Cool lo había vuelto a hacer creando un cartel para competir con los grandes festivales europeos.  

Comenzamos la jornada madrugadores, no queríamos perdernos a Dallas Green con su nuevo proyecto City and Colour. Primera vez en España de la banda. Muy buen comienzo, muy buena banda y mucha gente para verlos, una pena que fuera tan tempranero su concierto, no defraudaron.

Otros tempraneros fueron The Offspring, sorpresivamente programados a las 19.00h, fueron la banda que a esa hora reunió más gente durante todo el festival. Se han convertido ya en unos clásicos para todos nosotros, durante la hora larga que tocaron repasaron sus hits junto a un público que los acompañó bailando y coreando, mientras minuto a minuto crecía en número.  

Machine Gun Kelly fueron los siguientes elegidos. Tras la que montaron el día anterior en la Gran Vía, donde tuvo que intervenir la Policía, llegaron con la fuerza y las ganas de una banda que lucha por “comerse el mundo”. Escenario adornado con una enorme pirámide en la que Colson Baker subía y bajaba a su antojo, y no paraba de dar saltos y animar al público asistente. Mucho futuro tiene por delante.

A continuación, coincidían prácticamente a la vez Lizzo y Sigur Rós. Nuestro espíritu rockero nos llevó a acercarnos a Sigur Rós. Cómo era de esperar, fue una decisión acertadísima. La actuación de los islandeses volvió a ser algo difícil de olvidar. Esa atmósfera mística que envuelve sus conciertos se entremezcla con un derroche de talento que crea algo único. No faltó Saéglopur ni Untitled #8 – Popplagið.

Era la hora de Robbie Williams, el plato fuerte de la noche. De lejos el concierto que congregó a más número de asistentes, lo esperado. A estas alturas ¿Quién no conoce a Robbie Williams? Carrera llena de continuos hits, excesos y conciertazos. El de Mad Cool fue uno de ellos.

 

 

 

Lo que nos plantea Robbie Williams sobre el escenario sólo está a la altura de los grandes, gran puesta en escena, interacción con el público, tremenda banda y cuerpo de bailarines, y saber llevar el concierto en todo momento adonde quiere, jugando con el público, riéndose de su pasado en Take That versionando The Flood. Cabe destacar la versión de Don’t Look Back in Anger de Oasis. Por supuesto no faltaron Love of My Life, She’s the One y Angels.

Caras sonrientes y de satisfacción al terminar el concierto. Para los que todavía querían más, la apuesta era clara, desplazarse a ver a los de Alex Kapranos. Eso sí, debías de tener ganas de saltar, brincar y tararear sus temas. Pasión y fuerza a raudales acompañan sus canciones desde que los vemos en directo, de regalo nos presentaron un nuevo tema del álbum Knock Knock y no faltó la maravillosa Michael.

 

 

 

Viernes

Se presentaba una más que interesante jornada con Spoon abriendo el día, folkrock desde Texas en estado puro. Mucho calor, demasiado calor, sombras desaparecidas y apareció aquello que más teme Guardiola, pero que a nosotros nos dio la vida, el manguerazo.

Y tras la fiesta del agua y penando por el calor de un escenario a otro, llegamos para disfrutar de los tuppés de Puscifer, el nuevo proyecto de Maynard James Keenan, vestidos enteros de negro y con una estética a lo Matrix. Encantados de estos proyectos novedosos y del riesgo que conllevan. Teatral, interesante, dramático por momentos y divertido en otros, aderezado con un rock que acompaña de manera genial la puesta en escena. Comenzaba bien el segundo día.

 

Sam Smith era otro de los “grandes” nombres del festival. Consiguió movilizar a la mayoría del público asistente y se presentó con un escenario ocupado en su mayoría con un cuerpo desnudo dorado tumbado de espaldas a nosotros. Se presentó ataviado con un corsé y no le faltaba detalle en todo lo que le rodeaba, y ganándose al público desde el primer momento cantando Stay With Me. Bailarines con muy diversas coreografías acompañaron sus temas, cambios de vestuario y versiones junto a sus temas más conocidos como I’m Not Here to Make Friends y Gloria.

Según avanzaba el concierto la ropa fue a menos, para terminar en los últimos temas apareciendo con una especie de albornoz de pelaje fucsia, que acabó por quitarse. Aunque más llamativo fueron los bises cuando apareció con corona y un velo blanco que le tapaba completamente el cuerpo, y que se terminó quitando para mostrarnos su modo más “modosito” luciendo cuerpo, y eso sí, con los pezones tapados por aquello del que dirán.

 

 

Tras la enormidad de Sam Smith llegó el momento más rockero del festival: Queens of the Stone Age.

¿Hay alguien al que les deje indiferente la banda de Josh Homme? Lo volvieron a hacer y dieron un concierto de los suyos, liándola “parda” y poniendo al público a bailar, dándolo todo con continuos pogos y saltos interminables. No faltaron Song for the Dead, Make it With Chu y la novedosa Paper Machete.

Anunciándose con fuegos artificiales comenzó y terminó el concierto de Mumford & Sons, y viendo lo poco que proponían fue el momento perfecto para cenar, reponer fuerzas y acercarnos a disfrutar de uno de los pelotazos del festival: The Black Keys.

Quizás no estén en su mejor momento, pero tienen ganas de volver, tan sólo tienes que ver uno de sus directos para saber que dan todo sobre el escenario, en Madrid no faltó ni uno de sus grandes éxitos, con ese sonido tan particular, que quizás sea lo más difícil de conseguir en un grupo. Público más que emocionado con temas cómo I Got Mine, Howlin’ for you y Alright!

Todavía a día de hoy nos preguntamos lo curioso de programar a The Black Keys a esas horas. Pero de curiosidades y sinsentidos el Mad Cool sabe un rato.

 

 

 

Sábado

Última jornada del festival y a priori la que más pereza daba, calor infernal y duda eterna de si por fin los RHCP darían un concierto a la altura en Madrid.

Entramos a la hora de todos los días, cerca de las 18.00h y fácilmente el público ya era el triple que cualquiera de los dos días anteriores. El sábado era la única jornada con todo vendido.

Belako fue nuestra elección para comenzar la calurosa tarde bajo una carpa sin más ventilación que la entrada… julio, Madrid, casi 40grados, pues eso, que algo falla… punk, rock de producción nacional, pero en inglés, con energía a raudales y repertorio demasiado corto para lo bien que se estaba pasando.

Liam Gallagher era otro de los que a priori iba a congregar a más público, eran tan sólo las 20.00h y ya era imposible deambular por el festival. ¿Qué estaba pasando? Pues sólo tiene un nombre: exceso de aforo. A todo esto, los baños seguían siendo los mismos que los de los otros días, supongo que a ninguna mente pensante se le ocurrió alquilar nuevos baños y habilitar más zonas. Así que imaginaros a 70.000 personas cómo poco, y que les dé por ir a la vez al baño a un 10%, pues avalanchas, gritos, lloros, gente meando mientras le avasallaban, y vallado del festival impracticable, era mejor ni acercarse, porque si mezclas calor con orín, cómo diría Chicote “alucinas pepinillos”.

Nos acercamos cómo pudimos a ver a Liam y cómo siempre el de Oasis rezuma un halo de rocºkstar que personalmente me encanta, porque Liam lo es, no tiene que andar fingiendo, él lo sabe y nosotros lo sabemos. Y si quiere estar el concierto entero con una sudadera de las que te pones en invierno, o incluso ponerse durante algunas canciones la capucha, contando con que estaba más cara al sol que en tiempos de Paquito el asesino fascista, y no verle derramar ni una gota de sudor, es tan sólo porque es eso, una rockstar, y las rockstars hacen lo que quieren y sudan cuándo, cómo y dónde quieren.

 

 

 

Concierto lleno de hits de Oasis, y de guiris color rosado, extasiados cual peregrino en Santiago viendo la tumba del santo apóstol. Maravilla el Wonderwall y maravillosos Primal Scream que fueron los siguientes escogidos en nuestro particular peregrinaje por las hasta hace poco tierras “marconianas” de vicio y proxenetismo.

Propuesta más que interesante, más melódica que en otras ocasiones, pero sin olvidarse de la electrónica, del rock, el bailoteo y sobre todo de las guitarras. Comenzaron con Movin’ on Up y desde ahí fue un sin parar, un conciertazo de principio a fin. Rock en estado puro de los de Bobby Gillespie.

Y desde ahí a ver cuanto aguantábamos en RHCP, y mira que empezó bien, pero demasiado pronto llegó la indiferencia ante lo que estaba sucediendo sobre el escenario, concierto plano que no lleva a ningún lado, así que la decisión fue clara, The Hu nos esperaba.

Los mongoles son tremendos, utilizando instrumentos de su país logran una atmósfera difícil hasta de describir, ojalá poder disfrutarlos en un concierto de verdad.

Y de pasada vimos un poco de Ava Max, de lo más comercial de la noche y la que menos músicos llevaba desde luego. Eso sí, en cuanto a bailar pocos la ganaron.

Jamie XX fueron los que elegimos para terminar este Mad Cool, el miembro y productor de The XX está llegando a altas cotas de popularidad gracia a proponer una mezcla de dance y electrónica que para nosotros fue perfecta para terminar la noche y el Mad Cool 2023.

Hacer una pequeña pero merecida mención al stand de Vibra Mahou que tan buenos ratos nos hizo pasar durante el festival con su propuesta binguera, djs y por supuesto las actuaciones de Azúcar Moreno y de Rebeca.

 

Si dicen que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra, en cuanto a festivales el Mad Cool es ese hombre y lo de dos veces se le queda más que corto.

 

 

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