THE BABOON SHOW + NIÑA COYOTE eta CHICO TORNADO
Noche de sudor y desenfreno
Sala But, Madrid 13 Marzo 2022
Texto y fotos: Javi G. Espinosa
Hay conciertos de los que sales como si te hubiesen dado una paliza pero con una sonrisa de felicidad. Y es que el programa doble que se anunciaba, con Niña Coyote eta Chico Tornado abriendo el cartel para The Baboon Show no dejaba lugar a dudas: había que ir preparado para saltar, bailar, gritar y sudar como si no hubiera un mañana. Y si no, mejor quedarse en casa. Con bandas de este calibre no caben medias tintas: si no vas a vivirlo como ellos mejor no vayas.
El dúo donostiarra anda presentando su nuevo álbum, en el que se desdoblan en nuevos alter egos para adentrarse en sonidos tan aparentemente alejados de su órbita como la cumbia, con resultados sorprendentes. Intercalaron alguno de los nuevas temas entre el material ya conocido, y hasta tuvieron el detalle de dedicar un tema a The Baboon Show por incluirles como acompañantes en esta gira: una contundente y convincente lectura de la ya de por sí contundente «I wanna be your dog» que fue coreada por una sala que ya iba estando prácticamente llena. La despedida para la Niña y el Chico fue con todos los honores, y desde luego más que merecida.
Y llegó el turno de The Baboon Show, y aquello ya sí que fue la explosión total. Si hasta entonces el nivel de alboroto había superado el umbral de intensidad alta, a partir de ahí la aguja directamente saltó por aires y se perdió el control. Basta un grito de Cecilia para poner firmes al personal y que la juerga no pare hasta que se bajen del escenario.
Entre la audiencia se desataba a cada rato una incruenta batalla de brincos y aullidos, con gente volando de un lado a otro sobre nuestras cabezas, rivalizando en jolgorio y escándalo con la que tenían montada la banda sueca sobre el escenario, que no era poca cosa. De vez en cuando un respiro (pero poco rato, no vaya a ser que estando parados nos enfriemos) para saludar y arengar chapurreando en castellano como pueden, algo de agradecer siempre, ya se sabe que a la gente le motiva que hagan ese pequeño esfuerzo, que además de simpático resulta divertido.
Un rápido paso por camerinos para secarse un poco el sudor y salir a rematar faena, soltando unas cuantas bombas sonoras más para disfrute de la afición, ganada de antemano pero ahora ya totalmente rendida a ellos.Y por si fuera poco, acabado ya el concierto, en la puerta de la sala, siguieron haciendo felices por un rato más a quienes quisieran hacerse una foto con ellos, llevarse un disco firmado, o simplemente agradeciendo a cada persona que se acercaba a saludarles las muestras desbordadas de cariño que se llevan de aquí cada vez que nos visitan. ¿Cómo no les vamos a querer?