DEWOLFF + DAWN BROTHERS
Diversión, maestría y entrega sin reservas
Texto y fotos: Javi G. Espinosa
20 Febrero 2020, Caracol (Madrid)
Como presentación de la próxima edición del Azkena Rock Festival se anunciaba un cartel doble en Madrid, encabezado por DeWolff, que serán parte del elenco en la segunda jornada de este año en Mendizabala, y con la presencia especial de Dawn Brothers, en cuyo último álbum ha colaborado de forma intensiva el trío holandés.
A estos primeros no les pudimos disfrutar mucho rato, pero nos dejaron un puñado de temas con muy buen sonido que nos hicieron quedarnos con ganas de más. En cambio, DeWolff nos ofrecieron un recital más que generoso. Venían a presentarnos su último disco, «Tascam Tapes«, registrado mientras estaban de gira con una vieja grabadora casera de cuatro pistas, y salieron con muchas ganas, ante una sala Caracol totalmente llena, agradeciendo al público que hubiesen agotado las entradas.
Empezaron a descargarnos su arsenal, repleto de referencias al gran rock de los años 70, desde Led Zeppelin y Deep Purple hasta los Allman Brothers o Cream, con toda la carga de blues, soul y psicodelia que conlleva ese legado. Y lo ejecutan de manera decidida y convincente, con el entusiasmo y la energía propios de su juventud (no olvidemos que, pese a llevar más de una década activos, ninguno de los tres llega aún a la treintena).
Pablo van de Poel a la guitarra y la voz cantante, siempre en el papel de portavoz de la banda, se mostró encantado y encantador, bromeando y haciendo sus intentos de hablar en castellano, que él mismo cortaba disculpándose por sus limitaciones. Tras él, su hermano menor Luka a la batería (ya saben, «The Golden God of Thunder» es su verdadero nombre) hizo gala también de su dominio instrumental, con los correspondientes solos para aderezar el espectáculo y colaborando en las tareas vocales. Y al otro lado del escenario, un imparable Robin Piso volcado sobre los teclados, agitándose sin descanso tema tras tema.
Después de habernos dado un buen repaso y despedirse por primera vez volvieron a subir al escenario, anunciando que les iban a acompañar los Dawn Brothers para hacer juntos uno de esos temas que grabaron juntos el año pasado, una «Devil Woman» que alargaron hasta casi los diez minutos, con los dos teclistas y los dos bateristas compartiendo instrumentos, reforzándose, alternándose, dándose réplicas y dejándonos asombrados, mientras los dos guitarristas también alternaban la complicidad con la sana competencia en solos y fraseos sobre sus cuerdas. Todo un regalo que ya hubiese sido una gran despedida.
Pero DeWolff tenían ganas de más, y todavía se quedaron un buen rato sobre las tablas para no dejarse nada en el tintero y sudar hasta la última nota. Sucesión de solos y exhibición de poderío y talento que acabó con Pablo tumbado boca arriba, navegando sobre los brazos de la afición por media sala. Se despidieron ya definitivamente dando una vez más las gracias y emplazándonos para esa próxima cita este verano en Vitoria. Como para decir que no, después de lo visto. A ver quién se resiste.