Z LIVE! 2019
Magnífico Festival que crece poco a poco
FECHA: 14/15-06-2019
SALA: Auditorio Municipal Ruta de la Plata
CIUDAD: Zamora
Redactor: David Collados
Fotografía: María del Carmen Tajuelo
14 – 06 – 2019
Esta era para mí, la primera vez que acudía a este festival de Zamora, que este 2019, celebraba la cuarta edición. Tenía muchas ganas de un cartel como éste, con dos cabezas de cartel que me apetecía mucho ver, y un elenco de bandas muy apetecibles, tanto nacionales como internacionales.
Este año el festival contaba con numerosas variantes con respecto a ediciones anteriores, como era por ejemplo (la principal), la instalación de un segundo escenario, lo que ampliaba el número de bandas que tocaban. También según comentaba la gente que repetía, habían variado ligeramente la distribución de los puestos de restauración y merchand, además de retrasar dos horas los comienzos de actuaciones, de las 15:00h de otros años, a las 17:00h de este años, lo que nos quitaba, las peores horas de calor, ya que el recinto no dispone de demasiadas zonas de sombra.
Bastantes cosas destacables a favor de la organización, y otras mejorables que iré detallando en la crónica. Pero por ejemplo está genial para un festival así, contar con amplísimos aseos de obra del propio auditorio. También quiero destacar, la amabilidad, simpatía y buen hacer, de todo el personal que trabajaba tanto en taquillas, como en barras, escenarios, etc. Muy cómodo el sistema de recarga de dinero en los chips de las pulseras que te colocan, con el que puedes comprar comida y bebida, e ir recargando según tu necesidad o gusto, y que al final del festival, te devuelven el dinero que te haya sobrado.
Nos presentamos con tiempo en las taquillas, para recoger las acreditaciones y presenciar el mayor número de conciertos desde primera hora. Había muchas bandas que descubrir y muchas otras que saborear. Desde fuera, nos da tiempo de ver el segundo escenario colocado este año, que está muy cercano a la entrada al auditorio, y vemos que es un camión convertible, con bastante buena pinta, en cuanto a altura, luces, sonido (escuchamos algo de la prueba de sonido), aunque no nos acabe de convencer su ubicación algo alejado del escenario principal, con lo que intuíamos que íbamos a tener que darnos prisa entre grupo y grupo, ya que solo hay cinco minutos entre actuaciones en los horarios previstos. Primer contratiempo: Por motivos de problemas técnicos con las pulseras y los chips, nos dicen que tienen que retrasar un cuarto de hora la apertura de la taquilla. No pasa nada, cosas habituales en los festis, y entre los que estábamos esperando, hay mucha paciencia, buen rollo y ganas de fiesta.
Una vez abierta la taquilla y tras algunos pequeños líos para organizarse el personal, nos comunican a la gente de prensa, que aún no les han llevado las pulseras de prensa y que esperemos un poco más. Seguimos de muy buen humor, así que aprovechamos esta espera, para ir conociendo a gente de otros medios que también iban a recoger sus acreditaciones y con los que íbamos a compartir buenos momentos dentro. Gente muy agradable, de diferentes partes del país, con las que esperamos volver a coincidir pronto. Otra cosa buena de los festivales además de la música, amigos y reencuentros, son las nuevas amistades que se hacen, y me llevo unas cuantas del Z Live!.
Con casi 40 minutos de retraso, al fin conseguimos acreditarnos y acceder al recinto, con apenas 15 minutos antes de que comience la primera actuación. Así que me da el tiempo justo de echar un rápido vistazo al recinto, a los puestos de merchand y comida, rellenar la pulsera con dinerito para cervezas y al escenario secundario, donde comenzaban las actuaciones con puntualidad británica. Esta puntualidad, se llevó a cabo con todas las actuaciones, lo que efectivamente luego nos llevó a estar prácticamente corriendo entre escenario y escenario, y buscando huecos libres para cenar y repostar las cervezas.
A las 17:00h y ante un buen puñado de “madrugadores”, que me sorprende, pero me agrada mucho a la vez, comenzaron su actuación los zamoranos Soilent. Según nos comentó su cantante, ellos eran los ganadores del concurso de bandas del Z Live y por eso estaban actuando este año, y dispusieron de media hora, con la difícil papeleta de arrancar un festival, pero que me dejaron un muy buen sabor de boca. Me gustó mucho la actuación de su vocalista David Burgos, y su puesta en escena y manera de moverse en el escenario, muy activo en todo momento y con mucha simpatía hacia el público, que poco a poco iba accediendo al recinto y sumándose a esta primera actuación. Buena manera de comenzar con energías, con el Rock de Soilent. Además pudimos comprobar, que había muy buen sonido en este escenario.
Nos dirigimos hacia el escenario principal, para ver a los bilbaínos Auritz. Banda que canta en euskera. Enseguida me llamó la atención la brutal pegada de su batería, que venía haciendo una sustitución, y me llamó la atención el raro parche de su bombo, (un drumport microfonado), que según luego me enteré, aumentan los graves de la batería. No había visto antes uno así. También me gustó mucho la voz de su cantante, muy melódico, y su rapidísimo guitarrista.
El cantante nos comentó que la banda se creó hace unos tres años, para visibilizar el autismo y para hacernos ver “que los normales no somos nosotros”. Me gustó mucho una de las frases que nos dijo entre canción y canción, hablando de un niño autista que una vez le enseñó, “que todos sonreímos en el mismo idioma”.
Nuevamente cambiamos de escenario, para ver a Escuela de odio. La banda asturiana celebra este 2.019 su 25º aniversario, y salieron a por todas, pasándonos por encima como una apisonadora. Sonaron demoledores, con unos temas reivindicativos y a todo ritmo, descargando un repertorio que muchos asistentes coreaban a todo pulmón.
Su guitarrista a mitad de concierto, tuvo un serio problema con el cable de su instrumento, que le tuvo casi una canción entera intentando solventar. Pero no deslució en absoluto la actuación de la banda que sonaron arrolladores y muy potentes, incluyendo en su repertorio una versión de Kortatu, de “Zu Atrapatu Arte” y su emblemático himno para cerrar, “Asturias Arde”.
De nuevo en el escenario principal, empezaban los platos fuertes para algún sector del público, como los alemanes Sodom. Sodom tiraron de clásicos de la banda, con su guitarrista sin parar un segundo de correr por el amplio escenario. El buen sonido fue la tónica habitual en casi todas las actuaciones del festival durante los dos días. A estas alturas, ya había mucha más asistencia de público y estaba la cosa más animada, y los germanos arrancaron los primeros pogos entre la gente. Yo que no soy gran seguidor de la banda, debo decir que en algunos momentos, me llegaron a resultar algo repetitivos, aunque reconozco que hicieron un muy buen concierto. Otro factor habitual que nos acompañó durante toda la primera jornada además del buen sonido, fue el fuerte viento, que hizo que aunque nos diera el sol de lleno, la sensación térmica fuera agradable para mí, pero algo gélida para la mayoría, según iba cayendo la noche. Y en algunos momentos puntuales, se llevaba el sonido de los conciertos, haciendo que se oyera mejor o peor, según se colocara uno en la pista.
Seguíamos con una puntualidad extraordinaria y les llegaba el turno a Trallery. Me sonaba tener algún cd suyo en casa pero hacía tiempo que no les escuchaba. Lo que se me había olvidado, es que hace muchos años, les vi con su primer disco en la madrileña sala Excalibur ya desaparecida. Y me acordé nada más verles en el escenario. ¿Por qué no habré seguido más de cerca su trayectoria? Fue uno de los conciertos que más me gustó del festival.
El power trío salieron a comerse el escenario y se lo comieron, dejando una actuación magnífica, con su potente thrash metal. Los mallorquines centraron su reper en su último trabajo, liderados por el bajista/cantante Humberto, que fue un torbellino en el escenario. Era su primera vez en Zamora, y estoy seguro que dejaron huella, y los asistentes recordarán su nombre. Y yo no me perdono, haberles perdido la pista estos años. Prometo enmendar este error. Grandísima banda que ha evolucionado muy favorablemente y que han crecido muchísimo en sus composiciones.
Mientras en el escenario principal comenzaba la actuación de los suecos Soilwork, dediqué algo de tiempo a cenar y terminar de echar un rápido vistazo a las zonas de ocio del recinto. Con unos horarios tan ajustados, había que sacrificar alguna banda, y yo lo hice con la primera parte del show de Soilwork.
Llegué ya empezada su actuación y al principio fue cosa mía, pero aunque veía a numerosa parte del público muy animada frente a la banda, no me pareció que estuviesen dando un gran concierto. Y digo que al principio era cosa mía, porque tras su concierto, hablando con amigas/os seguidores del grupo, la sensación generalizada era, que no habían dado un gran show. Estuvieron algo apagados e incluso me dio la sensación de que su cantante perdió algo de voz durante la actuación. Me gustó mucho la actitud del bajista, pero me pareció un concierto a medio fuelle. Nada destacable.
Llegaba una de las bandas que más ganas tenía de ver de esta primera jornada. Llegaba la hora de Vhäldemar. Y como suele ser habitual, los vascos no defraudaron y arrasaron en el Z Live. Llegaron, tocaron y triunfaron. Salieron a por todas, descargando su potente Heavy Metal, cargado de grandes himnos ya. Cada vez que veo a Pedro J. Monge tocar, se me cae la baba.
Impresionante el manejo de este virtuoso de las seis cuerdas, que si hubiese nacido en otro país, estaría dando giras a nivel mundial. Impresionante, Pedro. La banda ya es una máquina perfectamente engrasada, que sonaron poderosos, deleitando a un público muy animado y metido en el concierto. La banda dio una actuación brillante, sonando francamente bien. En un momento dado, el vocalista Carlos no dudó en saltar al foso, saltarse la valla que le separaba del público y cantarse todo un tema entre los asistentes que se lo pasaron genial con el momento. Se nos pasaron volando los 45 minutos de show.
Llegaba para mí, el mayor aliciente y atractivo del festi. Llegaba el cabeza de cartel del primer día, Gamma Ray, banda que me ha marcado mucho en mi juventud, y a los que hacía tiempo que no tenía ocasión de ver. Quizá llevaba demasiadas ganas. Pero aunque fue una actuación bastante buena, mis sentimientos fueron todo el rato contradictorios. Es duro ver como se hacen mayores nuestros referentes musicales.
Y este es el caso de Gamma Ray, más concretamente de Kai Hansen. La banda lleva ya unos añitos, haciendose acompañar en sus directos por el vocalista Frank Beck, ya que Kai es ya incapaz de mantener el nivel vocal para cantarse todos los temas. Frank me dio la sensación de que tiene mucha más capacidad vocal de la que usa en Gamma Ray, pero que está cohibido o con la correa más corta, para no destacar demasiado por encima.
Así que es un cantante que cumple sobradamente, pero que no brilla en ningún momento. El resto de la banda impecables, tanto Dirk al bajo como Michael a la batería, o el propio Kai tan carismático como siempre, arrancando vocalmente buena parte de los temas y sobre todo llevando la parte principal en los estribillos, y tocando las seis cuerdas.
Pero el que siempre ha atraído más miradas mías desde que llegó a la banda, es Henjo Ritcher, que ahora además lleva casi todo el peso de las guitarras, tocándose la gran mayoría de solos. Impresionante su actuación. Fueron cayendo una gran cantidad de clásicos, intercalados con algún tema más actual de la banda. Hubo momento muy emotivo cuando Kai dedicó al tristemente fallecido hace nada, André Matos, dos grandísimas canciones como “The Sign” y “Heaven can wait”.
Con esta última se vino arriba el auditorio en un ataque de euforia, cantandola de principio a fin. ¡¡¡Como la disfruté, tras años sin oirla en directo!!! Lamentablemente mis sensaciones, me hacían estar a la vez eufórico del buen concierto que estaba viviendo, y triste por ver una RockStar como Kai apagándose poco a poco y sin lucir como debería. Quiero que el balance entre sensaciones sea más positivo que negativo, así que salí muy satisfecho musicalmente con Gamma Ray, que alargaron su show a las dos horas, intentando apartar a un rincón de mi cabeza los momentos más deslucidos Hansen.
Les tocaba a Saratoga, que como había comentado previamente con mi compi fotógrafa Mari Carmen, me extrañaba sobre el planning que les hubieran colocado en el escenario pequeño. Pero son las cosas de los festivales. Mucha gente se agrupaba frente al escenario para ver a los madrileños. Había mucha expectación de verles. La banda se encuentra en plena gira de presentación de su último trabajo, por lo que sonaron varios temas del mismo, intercalados con grandes clásicos, himnos ya de nuestro Heavy patrio.
Con Saratoga llegó el único problema grande de sonido, pero que no fue culpa del técnico ni del equipo de sonido. Simplemente el micrófono de Tete falló casi a principio de concierto. Yo que estaba colocado muy a la izquierda del escenario, pude comprobar que rápidamente le pasaron otro micro inalámbrico (este de la propia organización pude comprobar después), con tan mala suerte que también falló. Ya es difícil que se rompa un micro de esas características, pero que se rompan dos, es el colmo de la mala suerte. Tete supo estar a la altura de un gran profesional, intentando a ratos cantar desde el micro del bajista Niko, hablando con la gente como podía, intentando sonreir y seguir moviéndose por el escenario, sin que la banda dejara un solo momento de seguir adelante con la actuación.
De diez para todos ellos. Finalmente parece que se resolvía el problema y no hubo más fallos, aunque al día siguiente hubo gente que me dijeron que sonaban mal en general los instrumentos. No fue esa mi sensación, y supongo que sería cosa del viento, que a mi me tapaba el escenario, ya que yo oí todo muy correcto en todo momento. Jero volvió a demostrar su virtuosismo a la guitarra, Dani poderoso a los tambores como siempre y Niko volviendo a dejar claro porqué es uno de los mejores bajistas de este país. La gente se lo pasó muy bien a pesar de los tropezones de sonido, cantando todos los temas incluídos los nuevos, y siendo muy partícipes junto a la banda, como cuando Tete animó a todos a “iluminar el Z Live con nuestros móviles” durante la balada “Acuérdate de mi”. Saratoga están a un nivel altísimo, demostrando que aún hay banda para rato con una formación muy estable y compenetrada.
Lamentablemente, mis fuerzas para esta primera jornada no daban mucho más de sí, y me quedé con muchas ganas de volver a ver a Hamlet y a El Reno Renardo, a los que pido mil disculpas por no cubrir sus actuaciones. Pero aprovechando un coche que nos acercaba de vuelta a la ciudad, decidimos que era el momento para retirarnos a descansar.
15 – 06 – 2019
Tras unas pocas horas de sueño y toda una mañana para conocer la bellísima ciudad de Zamora, fuimos un rato con amigos a una sesión vermú que se había preparado para la ocasión en el Parque de la Marina, en el centro de Zamora, donde hubo además una actuación en la calle de Auritz ante un numeroso público de asistente al festival y de viandantes en general. Es muy de agradecer que los ayuntamientos de las localidades, se vuelquen de esta manera con los grandes eventos de Rock que se celebran.
Nos acercamos de nuevo al Ruta de la Plata a primera hora de la tarde para ver todas las bandas posibles. El sábado el viento del día anterior, que provocó que mucha gente comprara más ropa de abrigo, dejó de soplar, lo que parecía indicar que nos iba a hacer un calor intenso en la segunda jornada. Y así fue durante las horas de sol.
En el escenario secundario, comenzaba las actuaciones del día, de la mano de Klanghor. Banda zamorana que hacía dos años se había separado pero que se habían juntado para la ocasión. El día anterior pude encontrarme con mi amigo Manuel Acilú (Nocturnia, Black Rock, Death & Legacy, Phantasy, Sin Control), que fue quien me comentó que Klanghor tocaban este día y que era su primera banda con la que empezó a tocar. Así que no podía faltar a verles.
El grupo se presentó ante un tempranero grupo de seguidores que se sabían sus canciones y ante gente que era la primera vez que les veíamos. Practican Heavy Metal con algunos toques de Power Metal, y me gustaron mucho. Era la primera vez que veía a Manu como guitarrista y además voz principal del grupo. Y me gustaron mucho sus canciones propias. Me llamó muchísimo la atención la bestia parda que llevan a la batería, de nombra Manuel Pérez. Qué manera de tocar, con una potencia brutal. En apenas 30 minutos, dio tiempo a que disfrutásemos de la banda, a que la banda disfrutase sobre el escenario ante un animado público, y mientras empezaban a recoger el escenario, me pareció ver a un agradecido y emocionado Manu, al borde de las lágrimas por los aplausos de su gente.
Nos trasladamos al escenario principal para ver la actuación de Eon. Buena parte de los asistentes en ese momento, decidimos ver su concierto, protegiéndonos en la escasa sombra que había en la zona de la barra más cercana, aunque muchos valientes se plantaron en la parte central frente al escenario. Debo decir que no me convencieron demasiado los de Madrid.
La banda estuvo muy correcta, destacando para mí su bajista Micky. Pero el estilo no terminó de sorprenderme y su vocalista Diego, me gustaba en su faceta más grave y gutural, que cuando sacaba su lado más melódico y tonos altos. Dieron un show potente y contundente que agradó a numerosos seguidores, pero no al que suscribe. Intentaré darles otra oportunidad en cuanto pueda.
La siguiente actuación, fue para mí una de las mejores que íbamos a ver en el festi. Y es que desde que descubrí a los Killus, me volaron la cabeza con su directo y han crecido de manera espectacular. Comenzaron con mi canción favorita de la banda, “Feel the monster”, y ahí comenzó la locura.
Tanto para los seguidores de los de Villareal, como para la gente que les veía por primera vez, fue un concierto espectacular de principio a fin. Con su habitual puesta en escena en cuanto a indumentaria, y su sonido arrollador, se metieron a todos en el bolsillo enseguida, haciendo incluso más de un wall of death y circle pits entre los asistentes.
Tenía muchas ganas de ver a su nuevo vocalista Javi Ssagittar, ya que el anterior Cristian dejó el listón muy alto. Pero Ssagittar está perfectamente integrado, ha cogido las riendas con mucha soltura y muchísima presencia sobre el escenario. Siempre que veo a Killus, me quedo alelado mirando continuamente a su alocado bajista Premutoxx.
El personaje que interpreta este hombre sobre el escenario es alucinante. Sus poses caras, movimientos y actitud, sumados a su espectacular manera de tocar, le hacen para mi gusto uno de los puntos más fuertes de la banda. Chupando las púas antes de lanzarselas a la gente, o metiendoselas en el paquete para luego tirárnoslas, y sin parar un segundo quieto más que para posar para las cámaras o quedándose como ido, como si escuchara voces en su cabeza.
El resto de la banda hizo un concierto brutal también. Hubo momentos en que todos salvo el batería (y porque no podía, sino…), se ponían a saltar al unísono, y vi peligrar seriamente los cabezales y los amplis, que botaban de manera alarmante. Hasta daba en esos momentos la sensación de que saltaba la plataforma de la batería. Sin duda tenemos aquí una banda con uno de los mejores directos del momento, y con una proyección que espero de corazón que les lleve a lo más alto, porque se lo curran muchísimo. Acabaron por todo lo alto con la coreada “Ultrazombies” y nada más acabar el show, Premutoxx saltó la valla del foso de fotógrafos y fue paseado en volandas entre el público un buen rato.
De vuelta al escenario principal, llegaba una de esas bandas de la hornada de los noventa del Heavy Metal alemán, que nunca defraudan. Primal Fear salieron a dar un concierto muy sólido y contundente, cargando el repertorio de clásicos del grupo, haciendo deleitar a todos sus seguidores. Cuando empezaron en esa etapa a salir tantas bandas del género, y de escisiones de Helloween, Gamma Ray etc, no se podía seguir a todas, por falta de tiempo. Y reconozco que Primal Fear es una de las que yo no seguí. Y auqnue les he visto numerosas veces, siempre ha sido en festivales y no en conciertos propios. En esta ocasión, sonaron muy bien, los miembros de la banda estuvieron muy carismáticos y cercanos a la gente, en especial Ralf Scheppers, que alargaba varios de los temas, haciendo cantar y corear al público siguiendole a las voces. Primal Fear es un seguro de vida en un festi de estas características, por sus numerosos seguidores y porque sabes que siempre van a dar un buen concierto. Y este lo fue, nuevamente.
Había que dosificar fuerzas, ya que aún quedaba mucho por delante. Y dado que Aphonnic no es una banda del estilo que más me enganchan, aproveché para hacer alguna cola para cenar algo, cerca del escenario pequeño donde estaban tocando, para ver su actuación desde algo más lejos y relajado. Dieron un muy buen concierto, moviendo a todo el numeroso público que se agolpaba frente a su escenario. Se notaba que lo estaban dando todo los gallegos, y que la gente los recibió con gusto, y la banda está teniendo una proyección más que interesante. Van subiendo los escalones poco a poco como hay que hacer, y consiguiendo cada vez más seguidores.
Por primera y única vez en todo el festival, una actuación arrancó con un retraso de 15 minutos. Y esa fue la de Therion. Imaginamos que había algún problema técnico y al cabo de ese cuarto de hora aproximado de retraso, salieron a escena a deleitarnos con una elegante actuación con muy buen gusto. Si bien es cierto que un concierto de Therion seguro que ganará octavos en una sala y con más juego de luces, y no en un festi a plena luz del día. Era la primera vez que les veía, y la verdad es que me gustaron mucho. Con un juego a tres voces muy interesante, con Thomas Vikström como voz principal, y con las voces femeninas de Chiara y Rosalía Sairem aderezando casi todas las canciones e incluso tomando protagonismo y papel principal en varias de ellas.
A mitad de concierto, Rosalía nos sorprendió a todos, dirigiéndose a nosotros en perfecto español, y agradeciendo el sueño que está viviendo con Therion. Y es que resulta que la vocalista, es natural de Elche, Alicante. Vestuarios muy cuidados de la banda, y canciones con pasajes de lo más elaborados, muy melódicas e interpretadas con gran virtuosismo y buen gusto. Un deleite de concierto para la vista y el oído. En cuanto tenga ocasión de verles en un concierto propio en sala, no lo desaprovecharé.
La única pega que les puedo poner, es que a pesar del retraso, no cortaron antes y dieron su hora completa programada. Lo que por desgracia nos hizo perdernos parte del concierto de Celtibeerian que arrancaron a su hora prevista. Así que nos tocó correr un poco, para no perdernos el resto de la actuación de los de Ciudad Real. También era la primera vez que les veía. Y aunque ya había oído hablar muy bien de ellos, me parecieron un gran descubrimiento a los que seguir la pista a partir de ahora.
Una fiesta por todo lo alto en el escenario, con temas muy divertidos, rítmicos y cañeros a la par. Canciones de Folk Metal de muy buena factura, con instrumentos como violín, gaitas, whistle….La voz de su cantante Gustavo “Gus” Infante, a veces parecen dos piedras frotándose de lo que llega a rasgarla. Patricia la violinista, además se canta alguna canción con una voz preciosa. Julián estuvo espectacular a la guitarra. Y David “Dagda”, es un multi instrumentista fantástico. El público se lo pasó genial en un ambiente de lo más festivo con sus pegadizas melodías y coros. Me gustaron mucho y me fastidió haberme perdido esos quince minutos. A partir de ahora intentaré no perdérmelos siempre que tenga ocasión y han ganado un seguidor más para la banda.
Llegaba el segundo plato fuerte del festi con el otro cabeza de cartel. Se notaba que había muchas ganas de ver a Kamelot, ya que cuando llegamos, ya había mucha gente esperando frente al escenario. Aunque hay que decir que me parece que hubo más asistencia de público el viernes que el sábado.
La banda de Thomas Youngblood no se hizo esperar y salieron a darlo al 200% desde el primer acorde. Creo que fue el mejor concierto del Z Live de este año en cuanto a calidad se refiere. A pesar de que durante los dos o tres primeros temas, el sonido hacía presagiar lo peor, ya que había una bola importante de sonido, y no se distinguían bien los instrumentos, finalmente se arregló, y ya sonó de maravilla el resto de actuación. La banda estuvo intercalando con muy buen gusto y criterio, temas de su nuevo trabajo, con los más clásicos de la banda e hicieron un amplio recorrido por toda su discografía.
Tuvieron incluso tiempo para hacer un dúo de solos de teclado y batería a cargo de Oliver Palotai y Alex Landenburg. Lo del cantante Tommy Karevik es de otro planeta. Qué calidad vocal, qué sutilezas en sus registros, que chorro de voz con un amplio registro y qué simpatía hacia público y fotógrafos. Hay que decir que Kamelot fueron (creo recordar), los únicos que pusieron un gran telón de fondo en el escenario principal. Habían además ampliado el escenario con una pasarela frontal, que aprovechaban al máximo los componentes de la banda, para estar más cerca de su gente.
Lo del bajista Sean C. Tibbets, también es de mención aparte. Con sus larguísimas rastas y sin parar casi ni un segundo de saltar, bailar y correr por todo el escenario, daba una imagen impactante. Y además con una manera de tocar, absolutamente magistral. Como magistral es, el manejo de la guitarra del propio Youngblood, al que le vi más alegre sobre el escenario que de costumbre. Estaban sonando bien y gustando muchísimo, y él lo sabía. No paraba de sonreir e incluso interactuar con el público y con sus compañeros de banda, él que suele ser más sobrio sobre las tablas.
También fueron muy destacables, las aportaciones de la vocalista Laurent Hart, que salió en diferentes momentos, bien a hacerle la segunda voz a Tommy, o bien a cantarse temas al completo. Con unos magníficos cambios de vestuario que ella misma diseña, estuvo brillante con un juego de luces muy bueno, y quizá un esceso de humo, que a veces eclipsaba lo que ocurría sobre el escenario. Un momento de lo más esperado y que todos habíamos estado comentando estos días desde que lo vimos anunciado, fue la colaboración de Diva Satánica, que venía de tocar el día anterior con su banda Bloodhunter en el Rock The Coast. La Diva demostró una vez más, que en este país tenemos músicos de una calidad extraordinaria, capaces de codearnos con los más grandes internacionales. Salió a cantar una sola canción con Kamelot, “Sacrimony (Angel of Afterlife)” pero brilló con luz propia, y contra todo pronóstico, le tocó cantar un tema con su faceta lírica y no gutural. Muy orgulloso de verla subida junto a estos grandes músicos y hacerlo de maravilla como lo hizo. Me lo pasé en grande con dos de los himnos de la banda como son para mi “Karma” y “Forever”, dos canciones muy especiales. Creo que Kamelot, han sido los claros triunfadores de esta edición del Z Live, dando el mejor show de los dos días. Aunque para gustos habrá colores. Pero estuvieron impecables.
Llegaba el momento de Zenobia. Momento que también aproveché para descansar un poco, ya que mi intención del sábado era quedarme hasta el final. Así que les vi un poco de lejos, desde la zona de restauración. Tuvieron su fiel público pegando botes desde el primer tema hasta el último, y dieron un concierto potente, con sus temas insignia inteligentemente distribuidos por el repertorio, dejando para el final los más coreados por su gente.
Fueron yo creo el único grupo que pusieron algunos fuegos de artificio a pie de escenario, soltando chispas y bengalas a mitad de actuación. Algo que podría haber resultado peligroso, ya que la pista frente a este escenario, estaba toda cubierta de paja. Contaron para una canción con la colaboración de la voz de Juanlo Simarro de Guardians.
Nos acercábamos a la recta final y llegaba la última actuación que se haría en el escenario principal. Llegaba el turno de Tierra Santa. Tierra Santa es una banda que me gustan siempre mucho en estudio, pero que en directo les he visto conciertos buenos, regulares y malos a partes iguales. Y no sabía bien cuál me tocaría ver esta noche. Según empezó el concierto e iba trancurriendo, me daba cuenta de que me tocaba ver uno de los muy buenos. Tiraron de todo su arsenal de grandes temazos, y aunque se dejaron alguno de mis favoritos en el tintero, hicieron una espléndida actuación. Apenas parando un momento entre canción y canción, para alguna pequeña presentación o simplemente tomar aliento, la banda riojana fue desgranando un set list de greatest hits que hizo las delicias de todos los asistentes.
Nos pasmos todo el concierto a pleno pulmón, cantando cada nueva canción que sonaba y repasando la amplia discografía de la banda. Ángel y Rober son los únicos miembros originales que quedan y dieron un concierto fantástico. Me quería sonar todo el rato la cara del guitarrista recién incorporado, hasta que me di cuenta de que era Dan Díez, al que conocí durante su paso por la banda Red Wine que tanto me gustaban. Se pasó más de medio concierto, tocando por delante de los monitores de escenario, para estar más cerca del público. Toda la banda hizo una buenísima actuación y la disfrutamos a tope, con canciones que tengo muy presentes y otras que tenía algo olvidadas, pero que me trajeron muy gratos recuerdos. El mejor broche que se podía poner a este escenario del Z Live este año.
Y ya rematábamos la jornada, con la última actuación en el escenario pequeño y en el festival. Los encargados de cerrar fueron los divertidos Gigatron, que tocaron ante un ya mermado número de asistentes, pero con las mismas ganas de cantar y bailar como si acabáramos de empezar. Así que allí salieron los Gigatron a dar su peculiar show, con sus disfraces, atuendos de lo más dispares, canciones divertidas y los habituales speech de Charly Glamour. Con un Mazinger hinchable de marca blanca en un lateral del escenario, que parecía quererse desinflar a mitad del concierto, la banda repasó temas de sus diferentes trabajos discográficos. Había un buen número de gente entre el público disfrazados y con hachas y espadas de plástico para la ocasión. También era la primera vez que veía a la banda y tenía bastantes ganas. Y me gustaron bastante con un ambiente muy festivo.
Un festival que se ha consolidado con estas cuatro ediciones y que sigue creciendo poco a poco. Calculo que esta edición ha contado con unos 3.500 asistentes, lo que lo hace muy cómodo, acogedor y casi familiar y eso es un punto a favor. Muy agradable el trato de todo el personal, buenos precios y en general un festi que me ha agradado sobremanera, con grandes bandas de aquí y de fuera. Tuve también ocasión de comprobar que la zona de acampada del festival, está bien ubicada y es cómoda con sombras casi todo el día y no demasiado lejos del auditorio. Quizá mejoraría el habilitar alguna zona más de sombra, o incluso zona para prensa que no disponen de ella. Y se podría ampliar algo más el número de puestos de comida, aunque no había que esperar grandes colas y había variedad, pero eso siempre es de agradecer que sea más variado aún.
Me da pena que hables del vermú en la plaza de la marina en el que toco Auritz y no del otro grupo local que toco que también gano el concurso de bandas que se llama Greenblues, tocan rock y bien tocado, te dejo aquí un enlace a un tema en directo para que no te los pierdas. https://www.youtube.com/watch?v=t-JkXVHnN1Y
Por lo demás está muy bien el artículo y que se le siga dando promoción a este festival que se hace desde la pequeña ciudad de Zamora, que bien le hace falta este tipo de eventos para ponerla en el mapa.