KITAI RETO 24 HORAS
Los milagros existen, pero los tienes que hacer tú mismo
Redactor Javi G. Espinosa (Primera sesión 13-11-18 20:00 – 01:30)
Pasaban ocho minutos de las ocho de la tarde cuando comenzó la cuenta atrás. Empezaba la locura más grande de Kitai hasta la fecha, porque el reto titánico de tocar durante 24 horas seguidas es solo un hito más en la carrera de estos locos maravillosos que creen en lo imposible. Kitai no son grandes por haber batido un récord, sino por imaginar lo impensable y convertirlo en realidad. Por perseguir sus sueños y dejarse la vida para hacerlos reales. Por creer en ellos mismos y en su capacidad de superarse. Por eso, son capaces de cualquier cosa.
En un escenario especialmente decorado y acondicionado para la ocasión, el gran reloj digital que iba a marcar su destino echó a andar y ya no había vuelta atrás. Tres normas muy simples: no repetir canciones en cuatro horas, no parar más de treinta segundos entre tema y tema y descansar solo cinco minutos por hora, opcionales y acumulables, por lo que decidieron parar veinte minutos cada cuatro horas. Kitai debían empezar a dosificar sus fuerzas y a medir muy bien sus ritmos vitales desde el mismo comienzo para poder alcanzar su propósito, larga y duramente planificado y preparado. Aunque es difícil no venirse arriba cuando tienes delante a tus fieles seguidores y van subiendo al escenario numerosos amigos de las más variopintas procedencias.
El primer invitado, al poco de salir la banda a escena, fue el joven rapero Arkano, que hace un par de años protagonizó un reto similar, rimando y largando en la Puerta del Sol de Madrid durante más de veinticuatro horas, estableciendo también un récord en su especialidad. Uniendo destinos y acercando estilos, que al fin y al cabo música no hay más que una.
Pasaría casi una hora hasta la siguiente aparición estelar, en este caso toda una banda al completo: los cuatro miembros de Sôber desataron con su «Loco» la primera tormenta sónica de la noche, revolucionaron una sala que ya empezaba a estar petada y sudorosa.
No tardaría mucho en sumarse a la fiesta Rubén Pozo con su «T-Rex», y así siguieron desfilando por el escenario colegas y camaradas como Shinova, Amatria o los controvertidos Taburete, que hay que reconocer que protagonizaron otro momentazo cuando soltaron sus «Mariposas», que impulsadas por Kitai volaron y explotaron con mayor fuerza de lo que hayan podido hacerlo jamás en cualquier interpretación anterior. Y aún tenían que unirse a la juerga de colegueo canalla Los Vinagres, que se hicieron un par de temitas al filo de la medianoche, casi cerrando el primer bloque de cuatro horas.
Primer asalto superado sin problemas y con nota, como era de esperar. Lo más duro empezaría después del primer descanso, ya con cuatro horas de actuación a las espaldas y, sobre todo, sin el ánimo y la alegría que aportan el público y los colegas desfilando por el escenario. El enfoque cambió radicalmente, de forma que los músicos se dispusieron sentados en cuadro, mirándose los cuatro, como si estuvieran en el local de ensayo o en un estudio, y pese a poder repetir ya las primeras canciones del primer bloque, optaron por montarse una jam session haciendo largos desarrollos y variaciones de grandes clásicos de ayer y hoy, estirando hasta los diez o los quince minutos «Should I Stay or Should I Go», «Killing in the name», «Breaking the law», «Smoke on the Water» o «Whole Lotta Love» entre otras, alternando las letras de las canciones con fragmentos recitados.
Una inteligente solución para ir haciendo pasar el tiempo la de estirar los temas, que ya habían venido utilizando desde el comienzo de esta larga velada (nunca mejor dicho), así como el hábil y siempre efectivo recurso de introducir fragmentos de canciones ajenas en las suyas propias. Todo vale siempre que se respetasen las normas, y ante las largas horas que aún tenían por delante en soledad había que ir variando las estrategias. Por nuestra parte, después de 6 horas seguidas acompañándolos in situ, nos era imposible estar físicamente con ellos las veinticuatro horas, pero gracias al streaming podíamos ir comprobando que el reto seguía su curso por buen camino.
Seguro que agradecieron que, pasadas las cinco de la mañana, Ángel Carmona se pasase a dar ánimos antes de ir a la radio a hacer su programa. Debió venir bien desayunado porque cogió la guitarra y se tiró más de media hora con ellos dando caña sobre el escenario, hasta que el deber le reclamó y tuvo que marcharse. Y probablemente esas horas de después, las del amanecer y comienzo de la mañana, fueran las más duras, así que sobre las nueve volvimos a hacer acto de presencia en la sala para ver como lo iban llevando estos valientes.
Redactor Chema Pérez (Segunda sesión 14-11-18 09:00 – 13:00)
Mientras la ciudad despertaba lentamente y la cercana Calle Montera se preparaba para su ración diaria de transeúntes de todos colores y sabores, Kitai llevaban trece horas seguidas tocando, las últimas ocho prácticamente solos, sin público ni colaboradores musicales, solamente los técnicos de la sala y algunos amigos incondicionales, bueno y como hemos comentado antes Ángel Carmona.
Llego a la Sala El Sol, con el cierre a medio echar y me encuentro al grupo en uno de esos descansos que le permite la organización del Récord Guiness, son cinco minutos cada hora pero acumulables. El grupo ha decidido parar veinte minutos cada cuatro horas. En ese momento aprovechan para estirarse, beber y consultar los mensajes de las redes sociales.
Todavía les quedan ganas de saludarme e incluso estrecharme la mano, cómo deben tenerlas los pobres a estas alturas. Comienzan las lecturas de comentarios, casi todos positivos, de ánimo y admiración ante semejante reto. Desgraciadamente siempre hay algún mentecato que desde el sofá de su casa, la cama o desde cualquier sórdida y gris oficina se permite el intento de criticarles diciendo que es una estafa y que el grupo no derrocha energía como en sus directos. Dudo que esta especie de personaje sea capaz de hacer algo durante veinticuatro horas en un solo día, incluso el hecho de hacer el mentecato.
Algún componente del grupo no puede dar crédito a lo que está leyendo, menos mal que No ofende quien quiere sino quien puede, y desde luego a estos chicos no creo que pueda llegar a ofenderles nadie nunca y menos un pazguato de tres al cuarto como este.
Si hay algo cierto en esta vida es el refranero popular español, y en este caso podemos aplicar ese de Si quieres, puedes. Evidentemente para poder hay que esforzarse, entrenar y prepararse a conciencia, pero lo primero es querer.
Y Kitai si hay algo que quiere hacer es dedicarse a esto de la música, como dijo Alexander al final del reto, les gusta la música, lo que más, y quieren ser un grupo de rock que se pueda dedicar a eso, a tocar rock durante toda su vida, un sueño que están cerca de conseguir. En parte el Récord es algo personal, como reto y en parte algo reivindicativo, a lo que nos sumamos como otros tantos grupos y medios que se dedican a fomentar el rock.
Hasta los grandes medios de comunicación de masas, que diariamente bailan al son del partido político de turno, se han hecho eco de la noticia. Telediarios, periódicos, radio, todos esos que cuentan con millones de seguidores, al olor de la sardina, han resucitado, cual señor Don Gato. De repente hay que comunicar que un grupo español de rock va a batir un récord y que los españoles somos los mejores y que si patatín y si patatán.
Lástima que todos esos medios no vuelvan a acordarse ni de Kitai ni de los cientos de grupos que como Kitai tienen un nivel muy bueno y merecen la pena seguirlos, pero para eso estamos nosotros y otros tantos, porque volviendo al refranero Muchos pocos hacen un mucho.
Así que tras el penúltimo descanso vuelta al tajo, sentados en sillas vuelven a repetir el repertorio que terminaron cerca de las dos de la mañana, y ahora son las nueve. No pueden repetir canción durante cuatro horas, ese es otro de los requisitos para conseguir el récord. Entre bostezos, estiramientos y miradas perdidas en el vacío van cayendo clásicos de The Clash, The Doors, Red Hot Chili Peppers, Bob Dylan, Motorhead, The Beatles… que alargan y mezclan con otros temas. De vez en cuando parecen que flojean, pero para eso está Deivhook a la batería, más cansino que la gota malaya, sin parar de sonreír, golpea con fuerza de vez en cuando para estimular al grupo y termina todas las canciones con una intensidad impresionante. De vez en cuando se levanta, cambia de batería o toca solamente con un brazo para relajar el otro. Y es el primero en empezar cada tema antes de que superen los treinta segundos de parón que les permiten entre tema y tema, así que como mucho a los veinte segundos ya está marcando bombo y charles para dar paso a la siguiente.
Fab al bajo todavía tiene ganas de hacer Slap en los temas de Red Hot y parece poseído por el espíritu de Flea que le insufla fuerzas para seguir. Edu los mismo, con los dedos agrietados y llenos de heridas no flojea ni un momento y no para de mirar a Fab porque aparte de tocar veinticuatro horas lo quieren hacer bien, y es sorprendente que a pesar de llevar tantas horas, sigan tan sincronizados y apenas se aprecien fallos en los riffs y acordes.
Alexander es al que se nota más cansado, el que más descanso se puede tomar con la voz, pero también a la vez es la parte más delicada. Hablar un día entero sin parar y no quedarse afónico es prácticamente imposible. A ratos tumbado, otros de pie, otros sentado, con gorra, sin camiseta, leyendo las letras de una hoja, del móvil… y es que tantas horas dan tiempo para tanto…
Van llegando algunos medios para grabar y emitir en los telediarios, algunos familiares y más amigos. Nos acercamos a las diecisiete horas, han pasado lo peor, la madrugada y las anodinas primeras horas de la mañana. Adolfo a las luces intenta estimularles con algún cambio de color e intensidad porque parecen estar metidos en una espiral descendente. Así que nada mejor que un par de buenos estímulos. El primero llevarles un cartel donde se confirma su participación en el próximo Cooltural Fest de Almería. El segundo, un buen chute de adrenalina que les proporcionó la llegada de The Wild Horses, que como su propio nombre indica llegaron al galope y se fueron al galope, arrasando como Othar (el caballo de Atila). Una buena dosis de rocanrol vista y no vista pero suficiente para obligar al grupo a dar un poco más de sí.
Tras la tormenta llegó de nuevo la calma y con el Break on through me voy sabiendo que las siete horas que les faltan las tienen más que superadas, con la llegada de los telediarios y más tarde del público y los colaboradores. Y así fue, pero eso os lo cuenta a continuación nuestro redactor Javi G. Espinosa, que estuvo ocho horas viendo al grupo en dos sesiones.
Redactor Javi G. Espinosa (Tercera sesión 14-11-18 17:30 – 20:00)
Seguimos con un ojo en el streaming mientras rematamos un par de obligaciones que, una vez resueltas, nos permiten volver al lío para dar el último empujón en persona a estos salvajes de Kitai. Y es que a estas alturas ya parece evidente que (salvo accidente o catástrofe) van a superar el reto, pero todos los ánimos y el apoyo que les lleguen serán bien recibidos.
Han tenido un último descanso antes de afrontar la recta final, que por suerte no será ya de cuatro horas, y se hará mucho más llevadera en compañía: se vuelven a abrir las puertas de la sala al público y comienza una nueva ronda de amigos a desfilar por las tablas de El Sol. A los nombres ya anunciados incluso empiezan a sumarse otros que hasta última hora no han podido confirmar su presencia, incluso alguno que prácticamente se ha levantado de la cama aún medio convaleciente para no perderse este momento histórico y hacer su aportación al logro. Todo suma. Y una de las primeras apariciones, y de las más esperadas por muchos, es la de los efímeros The Garlic Phantoms, nombre tras el que se anunciaba la presencia de Edu Molina (SCR, Tomaccos) a la voz y Juan Pérez-Fajardo (sí, nuestro colega el fotógrafo, que además celebraba su cumpleaños) a la guitarra.
Y desde luego la expectación despertada estuvo a la altura de lo que ofrecieron: una arrolladora revisión del «Kick Out the Jams» que dejó con la mandíbula descolgada a más de uno. Siguieron sucediéndose invitados como Dan Millson, Pol 3.14 o el mismísimo Fran Perea («parte de nuestra banda sonora juvenil», confesaba Alex). Y así hasta llegar a otra banda que subió a escena casi al completo: Def Con Dos se sumaban también a la causa de estos próximos «Mártires del Rock» (César Strawberry dixit) en uno de los últimos números explosivos de la interminable jornada.
Casi llegando a la última hora de este inhumano desafío volvía a subirse con ellos un rapero, en este caso Nikone, con quien han colaborado recientemente en el estudio regrabando uno de sus temas. Y ya fuera de programa se sumaron al sprint final «el enfermo» (disculpen el lapsus pero no se presentó, solo dijo que estaba mal de la garganta) y Jose (Julieta 21), llevándolos casi en volandas hasta los últimos minutos del colosal esfuerzo.
Y pasados 8 minutos de las 8 de la tarde, mientras Kitai atacaban los acordes de «Misión Imposible» por última vez (ya habían estado jugando con ellos en varias ocasiones durante todo el reto, pero esta era la definitiva) el implacable reloj digital del centro del escenario, que había sido su pesadilla durante un día y una noche, por fin se convirtió en su aliado marcando esas ansiadas 24 horas.
Una incontenible explosión de alegría estalló en la sala y, sobre todo, en las caras de los cuatro Kitai. Cuatro músicos, cuatro hermanos, cuatro personas que son todo un ejemplo de superación y determinación, que tienen claro que los sueños son para cumplirlos, cueste lo que cueste.
Exhaustos pero felices y enormemente agradecidos hasta el punto de que, al inevitable grito de «otra, otra» desde el público no pudieron, ni supieron, ni quisieron decir que no, y – ya fuera de su bien ganado desafío – nos regalaron una última llamarada de ilusión, demostrando que son unos auténticos «Pirómanos» capaces de hacer arder cualquier escenario sin llegar a consumirse.
Demostrado: los milagros existen, pero los tienes que hacer tú mismo.
Podéis ver todas las fotografías del concierto en el siguiente vídeo de nuestro canal Youtube:
1 pensamiento sobre “KITAI RETO 24 HORAS”