GARY CLARK JR. + CORIZONAS

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Brillantez musical en busca de una emoción

Una vez más en este ciclo de Noches del Botánico, se nos presentaba un apetecible cartel doble: el guitarrista texano Gary Clark Jr. precedido por los sonidos mestizos y fronterizos de los Corizonas. Con la caída del sol abrieron la velada estos últimos, ofreciéndonos un apropiado aperitivo para lo que sería el plato principal, y que además de rico y contundente resultó ser de lo más generoso (más de una hora estuvieron sobre las tablas). Como dijo al despedirse el siempre locuaz Fernando Pardo: «si nosotros somos la guinda, imaginad cómo será el pastel«. Hicieron disfrutar a los presentes (a esa hora, aún de día, todavía no demasiados) y tuvieron una muy buena respuesta de la afición, parte de la cual probablemente acudió más por ellos que por el cabeza de cartel.

Ya entrada la noche hizo su aparición Gary Clark Jr., acompañado por una escueta banda – batería, bajo y segunda guitarra. Sin ser una figura demasiado conocida aún por aquí, quedó claro que ya tiene al menos un buen puñado de fieles seguidores por estas tierras, que aguardaban expectantes su salida y le recibieron calurosamente. Pertrechado con su inseparable sombrero, salió a escena más bien tímido y poco expresivo, hasta que la banda arrancó motores y Gary empezó a hacer sonar su guitarra. Hombre de pocas palabras, se fue soltando a ratos según avanzaba la noche, pero sin llegar a establecer una comunicación fluida ni una constante complicidad con la audiencia (en parte también algo dispersa, todo hay que decirlo). Sin embargo, su guitarra habla por él: Gary es de esa clase de músicos que dejan que sea su instrumento el que lo diga prácticamente todo.

Aunque su nombre se asocie principalmente a la guitarra y al blues, Clark apuesta fuerte también por el soul y es capaz de sacar un gran partido a su voz, modulándola desde su tono natural hasta lograr en algunos momentos meritorios falsetes que a menudo daban pie a emocionantes solos. Mr. Clark demostró que no precisa de grandes alardes ni aspavientos para ponernos la carne de gallina con el sonido de su guitarra, y a veces simplemente jugando con las cadencias y las intensidades de una misma nota es capaz de sacar oro puro. A pesar de mostrarse más bien lacónico en el escenario, dio muestras desde el principio de querer agradar y conectar con la audiencia, abriendo el show con el inmortal «Come Together» en un inequívoco gesto de enganchar a los asistentes desde el primer tema. Y como decimos, lo consiguió, pero solo a ratos, haciendo que esa comunión entre público y artistas fuese intermitente, no logrando el momento más intenso hasta llegar al gran colofón que supuso el cierre con una espectacular interpretación de su ya clásico «Bright Lights«, en el que la audiencia quedó finalmente rendida ante el guitarrista tras algo más de hora y cuarto en la que Gary apenas interpretó una docena de temas.

Podéis ver todas las fotografías del concierto en el siguiente vídeo de nuestro canal Youtube:

 

 

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