GARAGE SOUND FESTIVAL 2018 (Segunda jornada)
Crónica de Glenn Hughes, Gun, Dewolff, Graveyard, Black Star Riders, Hell’s Fire, Mirlo Blanco, Gallos y The Splizzy Gang
Segunda jornada:
Ya lo adelantamos en un tuit que no iba a llover ni aunque sacaran a todos los Santos, y así fue.
Llegaba una jornada un tanto distinta a la del día anterior, ya que los grupos que formaban el cartel se movían desde el rock clásico, pasando por el rock con toques de psicodelia o al hard rock. Además, también podríamos disfrutar de grupos nacionales, algo que es de agradecer.
GALLOS
A los Gallos les tocó salir a una hora un tanto complicada para tocar, las tres de la tarde. Algo que no pareció importar a la banda madrileña de Carabanchel Bajo que, aunque tuvo poco tiempo para actuar, dejó la frescura de su rock and roll. Nacho Carballo, voz y guitarra, con «Jandro» Ruiz, bajo, David Velasco, guitarra y David Arcos, batería, forman el cuarteto, que poco a poco se está dando a conocer, que pusieron el toque necesario para ir animando a los presentes y prepararlos para todo lo que llegaría después. La banda no se acobardó en absoluto por tener que tocar ante un público todavía bastante escaso y tuvieron momentos muy brillantes, una actitud espectacular y sonaron francamente bien, tocando temas de su disco, con un rock realmente bueno.
MIRLOBLANCO
Y después llegó un vendaval llamado Mirloblanco, el trío madrileño (Móstoles , Arroyomolinos y Toledo) que la pasada semana presentó su nuevo disco Reinas Salvajes, dejó muy buena impresión con su directo, un tanto stoner y garajero, pero progresivo a la vez, que acabaron de esta salvaje manera. Nos gustaron mucho más en directo que en disco (sin desmerecer para nada el segundo cd). Recientemente pudimos escuchar este trabajo y suenan mucho más potentes de lo que de por sí han hecho en estudio. Su actuación no dejó indiferente a nadie de los presentes y, a nuestro parecer, fueron uno de los grandes descubrimientos del festival. Una banda a la que habrá que seguir la pista de cerca. Mirloblanco lo forman Fran Sánchez (voz y guitarra) Kike Novillo (batería) y Lorenzo Becerra (bajo)
THE SPLIZZY GANG
La jornada siguió con bandas nacionales de reciente formación, ahora les tocaba los valencianos Splizzy Gang, que tuvieron el honor de ganar el concurso Rising Star Garage Sound 2018. Poco a poco convirtieron la banda en un quinteto formado por Andy De Leo al bajo, Elisabet Gang a la voz, On Monroe y Carlos a las guitarras y Merka Ramone a la batería, formación con la que se presentaron al Festival.
Desparpajo, muchas ganas, y un hard rock sleazy muy fresco, que mejora cuando las guitarras se explayan un poco más de lo habitual. Bastante actitud la de la banda y una buena voz en directo la de Elisabeth. No les acompañó mucho el sonido, pero eso fue uno de los “problemas” que también sufrió alguna banda más del festival.
HELL’S FIRE
Adrenalina, si no tienes para aguantar un concierto de este quinteto madrileño, ellos te dejan unos cuántos litros. Llevan más tiempo actuando que las bandas anteriores, se nota, pero aparte su descarga mezclando infinidad de estilos de los que suenan contundentes, ya sabéis, trash, stoner, etc., no puede dejar a nadie impasible.
El quinteto con Big Mario (Voz), Óscar Martin «Pi» (batería), Mario Sánchez (Guitarra), David Suárez (Guitarra) y Jaime Díaz «Homer» (Bajo) – que tuvo que lidiar con problemas de sonido en una canción en la que el bajo dejó de oirse en medio tema – dejaron claro que era eso del Sonido corrosivo de una serpiente, como nos explicaron en una entrevista que les hicimos el año pasado. Pusieron al público, que iba llegando de forma más numerosa, un poco bastante más acelerado y dejaron constancia de su buen hacer con todos los instrumentos y la capacidad de Big Mario para manejar y motivar al público. El comentario generalizdo era: “Si esta banda fuese americana, se estarían comiendo el mundo entero”.
DEWOLFF
Mientras las jóvenes promesas del motociclismo español, algunos con seis años, nos deleitaban tomando las curvas sin manos y haciendo caballitos con sus mini motos, mientras se cambiaba el escenario, llegaban nuestros queridos Dewolff, que anteriormente ya vimos en su visita a la Wurli, a la Boite y que además entrevistamos hace cuatro años. Vamos, que siempre hemos sido «muy de Dewolff». Teníamos ganas de verles, por fin, delante de más público, a pesar de que se pierda parte de la intimidad y proximidad que pudimos disfrutar anteriormente, pero que sin duda se merecen porque son muy buenos y esto tiene que llegar a más gente sí o sí.
Tres discos después de esa entrevista siguen creciendo y ganando más adeptos. Tras el subidón que dejó Hell’s Fire quizás era arriesgado salir a otras revoluciones y con un estilo menos agresivo y roquero, más cercano al blues y la psicodelia, pero el público que no conocía bien al grupo pronto descubrió su calidad y buen hacer en el escenario. Algunos llegaron expresamente desde Valencia solamente para verles.
Quizás consiguieron el mejor sonido del Festival en general, aparecieron los primeros solos de guitarra un poco más largos y sin duda alguna el público lo agradeció y ovacionó.
Vimos un adelanto de lo que será su próximo concierto en la Sala El Sol el 16 de octubre de 2018, dentro de la gira española presentación de su nuevo disco Thrust. Y tanto fue así que tocaron cuatro de sus seis temas de ese nuevo disco. Los otros dos de Roux-Ga-Roux, el que ya es un clásico Sugar Moon y Tired to loving. La gran sorpresa del Festival para muchos y la gran consagración para los demás.
GRAVEYARD
Otro grupo al que seguimos desde hace tiempo y que vimos la última vez en la Sala But y anteriormente en la Sala Heineken. Con un repertorio muy similar, evidentemente acortándolo en cuatro temas y cambiando también cuatro (los que presentaron de su nuevo disco Peace), no faltaron todos sus clásicos. Pero algo no terminó de llenar al público presente.
Así como Dewolff captó nuevos adeptos, creo que no sucedió igual con Graveyard. Comenzaron con, para mí, su mejor tema, Slow Motion Countdown, como el concierto de noviembre de 2017, pero eso sorprendió a muchos, que vieron el tema demasiado lento. Si bien Joakim Nilsson tenía la voz un tanto más perjudicada de lo habitual, les notamos un tanto fríos, quizás cansados. No obstante, el final con Uncomfortably Numb, Ain’t fit to live here o The Siren está muy por encima del nivel general de cualquier banda. Quizás se les exija demasiado, como unos grandes que ya son y que han demostrado en multutid de ocasiones, la última hace nada.
BLACK STAR RIDERS
Tras un descanso para ver exhibiciones de coches y motos, tocaba otro de los platos fuertes de la noche que se quedó en plato de postre, ya que un retraso de casi media hora por problemas con el equipo o el sonido hizo que el concierto durara escasos 30 minutos.
Una pena, porque una mega banda formada por Ricky Warwick, los guitarristas Scott Gorham y Damon Johnson, Robbie Crane al bajo y Jimmy DeGrasso a la batería, que han participado en bandas como Y&T, Alice Cooper, Ozzy y por supuesto Thin Lizzy, necesitan ser saboreados más lentamente y con un sonido un tanto mejor.
Siete temas, incluyendo Jailbreak y The Boys are back in town de Thin Lizzy, que justo dieron el subidón a un público ya entregado para llevarlo al climax con Kingdom of the lost, que con ese puntito de rock folk celta puso a todo el mundo a saltar para de repente terminar el concierto, así sin que nadie lo esperara. Coitus interruptus total. Su actuación se vió inexplicablemente recortada a apenas 40 minutos.
GLENN HUGHES
Dicho y hecho, que vino a tocar temas de Deep Purple y así fue. Por norma general suele hacer temas de todas las bandas en las que ha estado, pero esta vez sin Dough Aldrich, cosa que también se notó, veníamos avisados de antemano.
Mucho más protagonismo en la persona de Glenn, solos de guitarra más apagados y con menos volumen, para dar cabida al disco estrella en el que participó, Burn.
Con un look más acorde al que lucía por los setenta, pelo más largo y gafas de sol flower power, fueron cayendo temas del mítico disco, tras comenzar con Stormbringer, otro de los tres en los que participó. Might just take your life o You fool no one fueron las “sorpresas” del concierto, ya que Burn, Sail Away o Mistreated son más habituales en su repertorio e iban a caer de todas todas.
Curiosamente sobresaliente en los agudos y los chillidos y más reservón cantando durante el resto de los temas, estuvo simpático, agradecido y bastante participativo, a pesar de sus idas y venidas del escenario para cambiar el bajo o simplemente descansar un poco. Mientras, un solo de teclado por aquí, uno de batería por allá y una mini intro en la guitarra para adornar el Mistreated o la sorpresa final tras el Smoke on the Water al que acopló Georgia on my mind de Ray Charles. Ya puestos, eché en falta Lay Down Stay Down, pero quizás haya mal rollito con Blackmore a nivel derechos de autor, ya que es un tema que firma él y Coverdale.
GUN
No se si hubo efecto Gun o es que el público ya venía rodado, pero consiguieron llegar a todos y poner a saltar y cantar a la gran mayoría. La banda tiró de “greatest hits” y se marcaron uno de los mejores conciertos del festival, contactando de maravilla con el público y dando una actuación llena de energía. A pesar de los problemas técnicos de sonido, que como venimos diciendo, fue una tónica bastante habitual en esta edición. Dependiendo de la zona donde estuvieses colocado, se oían mejor o peor (o no se oían) las guitarras, y lo mismo ocurría con la voz, que en general estuvo muy baja con casi todas las bandas.
IMPERIAL STATE ELECTRIC
Por motivos logísticos no pudimos verles, pero un par de fotos si les hicimos.
En resumen, un buen festival, cartel bastante equilibrado, con grupos consagrados, a medio consagrar y debutantes, nacionales y extranjeros. Buen ambiente, rock variado pero a fin de cuentas rock. En cuanto al sonido, ha sido un poco el quebradero de cabeza de los grupos y del público, totalmente diferente según estuvieses ubicado. Había que decidir si ver al grupo de cerca sacrificando algunos aspectos de sonido o verlos desde detrás y cambiar sonido por cercanía. Afortunadamente era fácil pasar de la parte de atrás a la de delante sin pasar muchas apreturas.
Por supuesto hay cosas a mejorar, sobre todo en la logística alimentaria que en festivales como éste es algo primordial. Más espacios de comida y algo más de variedad se agradecerían muchísimo, pero estaremos mucho más contentos si repiten que si dejan de hacerlo. Unos motivados por la música, otros por el mundo del motor y otros por ambas cosas.
Podéis ver más fotografías del festival en el siguiente vídeo de nuestro canal Youtube:
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