ALBERT PLA – MIEDO

Hace poco subimos la noticia del nuevo espectáculo que presentaba Albert Pla en Madrid. Una obra de teatro con audiovisuales y temática central basada en los miedos. Evidentemente esta explicación se queda corta, fuimos a verlo y sin lugar a dudas es una de las mejores cosas que hemos podido hacer.

Comencemos nombrando a los responsables de la obra, porque se lo merecen absolutamente todos y cada uno de ellos.

Mondongo, el original colectivo de artistas argentinos, son los responsables de los diseños (cuadro del rey emérito incluido) y la infinidad de dibujos y decorados que aparecen.

Nueveojos los que han hecho toda la parte multimedia, proyecciones, efectos y han conseguido dar vida y acción a las creaciones de Mondongo.

Albert Pla y Raül Refree han hecho la música y textos de las canciones que son el hilo conductor de Miedo. Temas que tienen precisamente en el miedo el denominador común. Sobre todo los miedos de los niños, los celos, el acoso, la oscuridad, los personajes de ficción de los cuentos, el ratoncito Pérez, el circo, la guerra…para terminar con miedos más propios de “adultos”, como pueden ser la enfermedad y como no la muerte.

Pepe Miravete es el director, que habrá tenido que calcular y dirigir milimétricamente a Albert cientos de veces hasta conseguir que este interaccione con el escenario de tres profundidades sobre la que actúa durante hora y veinte.

Y es que siempre he opinado que Albert Plá es sobre todo actor, esta vez el reto ha sido importante. Aparte de gesticular, modular la voz y cantar, tiene que estar situado perfectamente en el escenario y mover brazos y piernas en el momento exacto para que se acople a las proyecciones del mismo y así sea capaz de subir escaleras, navegar, abrir cajones incluso quedar dentro de un ataúd sin que estos existan realmente.

Un perfecto trabajo que se consigue con maestría y una original puesta en escena con tres posiciones, con tres fondos distintos, con los que juegan Nueveojos y Albert Plá continuamente, creando efectos visuales verdaderamente sorprendentes.

Tras escuchar el mantra que se repite durante toda la obra “Canta, canta, no dejes de cantar, si dejas de cantar te morirás), ya el inicio, que recuerda a un videojuego, donde Albert viaja en varios medios hasta llegar a la habitación, hace presagiar que vamos a ver algo distinto, innovador y muy original. Hace poco los Forman Brothers trajeron su espectáculo DeadTown en la que los artistas interaccionan con la proyección, pero esto creo que va un poco más allá, tanto en creatividad, diseño, como en dificultad técnica. Añadido aparte de las canciones.

De nuevo podemos encontrar ese punto ácido y para los detractores de Albert Pla “desagradable”, en algunos temas tratados, como puede ser el primero, donde un niño entiende que su hermana es una muñeca mala a la que hay que matar, o la charla de una madre resentida con su hijo que está herido gravemente a punto de morir.

Y también ese punto sarcástico como las canciones que hablan del circo, con unos maravillosos efectos, la del ratoncito Pérez, y toda la parte que habla del arte abstracto.

Momentos para la reflexión sobre la guerra, nuestros miedos, nuestra relación con los niños y su educación y sobre la muerte, a la cual se le da un final digno y alegre, no tanto como el de Joe Gideon en All that Jazz, pero casi.

Si con el espectáculo Guerra, también con Albert, Refree y Miravete se consiguió algo grande, esta vez han ido un poco más allá y han puesto el listón muy alto. Tanto para ellos comopara los que vengan detrás intentando hacer algo similar.