NIGHT RANGER – Don’t let up

Los californianos Night Ranger son una de esas bandas que, aun gozando de un razonablemente grande éxito durante los ochenta, gracias a colocar en las listas sus primeros cinco álbumes, se vieron abocados prácticamente al ostracismo con la irrución del grunge y derivados.

Tras un par de hiatos en los noventa y los dosmiles, y siempre con múltiples cambios de formación, han estado activos más o menos los últimos quince años con una fidelidad a su estilo que los ha convertido en banda de culto, lo que les permite menudear por todo tipo de festivales en el territorio americano.

Habiendo publicado un excelente disco en directo el año pasado, 35 years and a night in Chicago, sacan ahora su duodécimo trabajo de estudio (que se ha aupado al puesto 55 de las listas USA), siempre con ese nivel estable de calidad mínima que se han marcado últimamente.

Los once temas de este disco molan, y todo está perfectamente cuadrado: las voces de  Jack Blades (bajista) y Kelly Keagy (batería) y la guitarra de Brad Gillis, los tres miembros históricos de la banda, están en perfecta comunión con esa sección rítmica, a la que se unen los teclados de Eric Levy y la guitarra del mercenario Keri Kelly, ambos incorporados a Night Ranger durante los últimos cinco años.

Con ese sonido tan americanero que los caracteriza, el resultado es la mar de agradable: la power ballad We can work it out es sorprendente, y cualquier otro tema es representativo de lo que encontraremos en este buen álbum: Don’t let up, el single Day and night, Somehow someway, Truth, el segundo single Running out of time… todo está perfecto.