SPOON

Cada una de las (muchas) plazas libres que el pasado miércoles presentó el madrileño recinto de La Riviera fue una oportunidad perdida de escuchar a uno de los grupos que con mayor talento y solvencia está defendiendo en este nuevo siglo ese maltratado género de la música popular que es el rocanrol. Nueve discos demuestran la vigencia de un sonido que han sabido actualizar hasta hacerlo sonar completamente actual pero sin renunciar a ciertos esquemas y recursos que una larga tradición avalan. En esa ya extensa lista de álbumes ocupa un lugar destacado su último trabajo y motivo de esta gira que les trajo a Madrid hace cuatro meses como parte del cartel del MadCool: Hot Thoughts. Con mayor presencia de teclados y detalles electrónicos es (en realidad como todos los demás) un disco impecable.

El siempre elegante y eternamente joven Britt Daniel lidera una banda de sonido intachable que no falla una y permite que el cantante pueda dedicarse a ejercer de frontman a tiempo completo: cantando, olvidándose de la guitarra y bailando o, como en toda buena cita (y esta lo fue): lo que surja.

Comenzaron con Do I Have to Talk You Into It, de Hot Thoughts y, probablemente conscientes de que han tocado en Madrid hace poco y de que su repertorio está plagado de grandes temas, pronto comenzaron a tirar de canciones que, aunque con algunos años más, siguen perfectamente vigentes. Inside Out y Do You, de They Want My Soul, I Turn My Camera On y The Beast & Dragon Adored, de Gimme Fiction o Don’t You Evah y The Underdog, probablemente los dos mejores temas de Ga Ga Ga Ga Ga fueron algunas de las muchas elegidas, hasta un total de veinte. Algo menos de dos horas de concierto que fueron más un pequeño gran repaso a su extraordinaria carrera que un bolo de la gira de su último LP.

Terminada la primera parte del concierto, los de Texas volvieron a subir al escenario para añadir cuatro canciones más. A la ya citada que da título a su último trabajo se añadieron I Summon You, Pick up y Rent I pay, con la que cerraron.

En definitiva, algo menos de dos horas de disfrute en una noche en la que casi sorprendió más la escasez de público que el gran concierto de los de Britt Daniel, acostumbrados como nos tienen desde hace muchos años a defender con total solvencia su cristalino rocanrol.