Q5 – New world order
El renacimiento de un gran banda
La primera mitad de los 80 nos ofreció la irrupción del quinteto Q5 desde Seattle, con un sorprendente primer álbum en 1983, al que siguió otro el año siguiente, no tan brillante pero muy bueno igualmente. Con los fans pidiendo más, esta banda, de las mejores que pudieron dar los USA en la década, cerró la persiana debido a las tópicas diferencias entre los miembros de la banda. A título de curiosidad, sepa el lector que uno de los guitarristas de la formación de entonces, Floyd D. Rose, patentó el puente flotante para guitarra eléctrica que lleva su nombre. El tío se tiene que haber forrado sólo con eso.
Con un nivel de calidad inusitado en un momento en que el mundillo del hard’n’heavy comenzaba a mostrar un declive cada vez más preocupante, los dos álbumes de Q5 se convirtieron rápidamente en uno de los materiales más influyentes del hard rock americano, y la banda, convertida en leyenda, pasó a formar parte del culto de esos grupos que podrían haber sido y no fueron.
Treinta y dos años después se descuelgan con un tercer álbum, New world order, con el que intentan renacer de sus propias cenizas: catorce temas en los que los miembros fundadores Jonathan Scott K. (voz), Rick Pierce (guitarra) y Evan Sheeley (bajo), junto a los sesioneros añadidos Dennis Turner (guitarra) y Jeffrey McCormack (batería), reconstruyen el edificio Q5 para placer de los oyentes. Es el fruto de sucesivos intentos de reunión a lo largo de la década pasada.
El nuevo sonido a ratos tira a AC/DC más de lo deseable, porque le da un tufillo a tópico y rancio que los discos antiguos no tenían, como se puede observar con We came here to rock o The right way. El resto, mucho mejor, más personal, con excelentes solos y momentos muy agradables: One night in Hellas, New world order, Halfway to hell… unos títulos muy garrulos en general, eso sí. De la mitad para adelante el disco mejora paulatinamente, ofreciendo temas cada vez mejores, como A prisoner of mind, Just one kiss, Land of the setting sun, Get next to you o Mach opus 206, quizá lo mejor del álbum. Se agradece el regreso.