CAPSIZE + JUST FOR REVENGE + HADDOCK + NEBRASKA
Desenfrenada agitación sónica y física
Si bien es cierto que el rock and roll no tiene edad (miren si no a Chuck Berry, uno de los padres de la criatura, que con casi noventa años aún colea) habría que precisar un poco: para algunas de sus variantes más extremas sí existen límites – no tanto de edad como puramente físicos, ya que no todos los cuerpos pueden aguantar el desenfreno de decibelios y la desaforada agitación corporal que conlleva un concierto de hardcore, por ejemplo. En ese caso, ya se nos antoja bastante difícil poder participar activamente a todos los niveles en la celebración si se ha sobrepasado la treintena…
Siendo conscientes de ello, así como de nuestras propias limitaciones, acudimos a la sala Silikona con las debidas precauciones ante un plantel con nada menos que cuatro bandas dispuestas a reventarnos desde el escenario. Como principal atracción los californianos Capsize, en su segunda visita a nuestro país y ya en lo alto del cartel, con cinco fechas para reafirmarse frente a su público español, que ha establecido con ellos una buena conexión. Y acompañándoles en esta parada madrileña, tres bandas locales se iban a encargar de calentar el ambiente.
No llegamos a tiempo de ver a Nebraska, los encargados de abrir la velada, pero si pudimos presenciar las contundentes actuaciones de Haddock y Just for Revenge, bandas muy jóvenes pero con unos añitos ya de experiencia a sus espaldas. La intensidad iba creciendo de forma exponencial, condensando la furia de todo un recital en agotadoras explosiones de media hora escasa, poniendo a prueba al más preparado de los participantes en el ritual de saltos, carreras y golpes al aire. A la vez, dieron muestra de un buen nivel instrumental y de tener algunas composiciones propias que en absoluto desmerecen frente a las de bandas más veteranas y laureadas.
El espectáculo ya estaba servido por los fogosos teloneros, incluyendo la colaboración entre ambos grupos y las arengas desde lo alto de la barra del local a cargo del cantante de Just for Revenge, que acabó regresando en volandas al escenario. A punto de robar el protagonismo a la banda principal, con los cuerpos ya totalmente empapados en sudor y cuando parecía que el volumen empezaba a rozar el límite de lo razonable, salieron a escena Capsize para poner las cosas en su sitio y dar la vuelta de tuerca definitiva, dejando todo lo anterior en un simple calentamiento.
Demoledores de principio a fin, los norteamericanos llevaron el olímpico lema de “más rápido, más alto y más fuerte” a sus últimas consecuencias con el consiguiente delirio de una audiencia milagrosamente dispuesta a seguir el ritmo, por trepidante que este fuera, y a subirse al escenario para fundirse con los músicos y alcanzar un gozoso éxtasis colectivo que acabó en apenas una hora, pero que físicamente no podría haberse prolongado mucho más. Exhaustos, entregados y satisfechos, Capsize y sus seguidores se citaron para el próximo encuentro. Algunos seguro que ya se están preparando, y es que no es para menos. Puede ser cosa de chavales, pero no es ningún juego: el hardcore es una cosa muy seria.
Puedes ver la fotografias del concierto en el video: