MUCHACHITO BOMBO INFIERNO
Deconstruyendo a Muchachito
Hace unos diez años, cuando Muchachito empezó a tener éxito, escuché una entrevista en televisión donde decía que pensaba hacer una trilogía de tres discos y luego cambiar. No era broma, dicho y hecho, ha hecho tres discos y ahora se ha reinventado o mejor dicho se ha “deconstruido”.
Poco a poco ha ido quedándose solo en el escenario, tras la Gigoletto Brass Band, luego se fueron yendo el resto de músicos, pero quedaba Santos de Veracruz, el pintor. Más tarde se juntó con Sus Compadres, Er Ratón de los Delinqüentes y Tomasito, con los que compartía escenario. Una loca aventura en grupo, primero con el G5 y más tarde, tras serle concedidos superpoderes (desconocemos de que forma), con el mejor grupo de superhéroes (de barrio) que se pueda formar, La Pandilla Voladora.
Ahora se enfrenta el solo en el escenario. Bueno, no del todo, se rodea de dos ambientes distintos llenos de instrumentos. El de la izquierda (según se ve el escenario) es acústico, con silla, suelo a modo de cajón, el casete protagonista del espectáculo y su inseparable guitarra personalizada con su nombre, el número 13 y un gato negro, solo le falta que el sombrero sea amarillo. A la derecha su bombo con la calavera y el sombrero, un teclado que apenas usó, unos elementos de percusión, platillos y una guitarra eléctrica.
Y por delante dos horas y cuarto de pura rumba, puro arte y muchas ganas de divertir. Tras empezar en el lado “acústico” con temas de La Maqueta, nuevo disco del que hizo generosa entrega a todos los asistentes a modo de regalo, con seis temas del que será su próximo lanzamiento, fueron cayendo poco a poco todos los temas más conocidos del artista.
Salió al escenario abriendo las cortinas, con su sombrero habitual, su camiseta de tirantes blanca, un delantal y poniendo como excusa que el concierto se hacía para grabar una maqueta en un casete de esos que llevaba Leroy Johnson (los profanos que vean Fama, la serie) encima de los hombros todo el día. Como era de esperar el casete no funcionaba bien y la maqueta no fue posible grabarla, habrá que intentarlo de nuevo pues.
El concierto fue lo más cercano al nacimiento de las canciones que puede haber. Me imagino que cuando Jairo empezó a componer los temas sonaban más o menos igual que el otro día, sin arreglos, con la voz rasgada y mucho ímpetu. Así pudimos disfrutar de Aire, Caraguapa, una versión de Seré mecánico por ti (Kiko Veneno), etc.
Sucedió entonces que llevaba una hora y cuarto tocando y llegó la hora de Paquito Tarantino, que sirvió para animar más aún al personal, que ya no paró de bailar hasta el final del concierto y es que faltaban todavía Luna, Carreta sideral, El día que tú me quieras, Si tú si yo, Paseando por el polígono, Será mejor, Cuarenta forajidos, Money y colofón final con la conocida por unos como Ojala no te hubiera conocido nunca y por otros como Siempre que quiera. Da igual, la letra se la sabía todo el mundo y la cantamos creo que tres veces seguidas. De eso se trata al final, de pasarlo bien todos juntos.
“Cambiando” de un escenario al otro, alternando temas de sus discos, grupos o haciendo temas de sus amigos, pudimos disfrutar de un artista que lo entrega todo, que sin trampa ni cartón ofrece lo que sabe hacer y que con la verdad por delante, su simpatía y una vertiginosa mano derecha que no tiene fin, sabe divertir y hace moverse a todo el público, que no es poco.
Puedes ver las fotografías del concierto en el video:
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