THE WATERBOYS
Celebración de vida y música por unos clásicos
Cada nueva visita de Mike Scott y sus Waterboys agrandan la leyenda de la banda, algo complejo en los tiempos que corren. El escocés de 56 años está logrando subir al escalafón de los “clásicos imperecederos” gracias a varias cuestiones. Primero, sigue haciendo discos más que buenos, muy buenos, defendiéndolos con uñas y dientes en directo; segundo, sus conciertos son letanías marinas y literarias de ayer y de hoy donde no hay sitio a la repetición, porque en cada gira nueva al bueno de Scott le gusta reinventarse (renovarse o morir); y tercero porque su colección de hits tira de espaldas.
Los chicos del agua presentaban en su nuevo tour “Modern blues”, undécimo disco de la banda compuesto por nueve temas incontestables. Zorro viejo en esto del directo, el sabio Scott se ha buscado lo mejor de lo mejor para defender su reciente obra. Simplemente buscar el catálogo de colaboraciones de la base rítmica del conjunto, formada por el batería Ralph Salmins y el bajista David Hood (músico en los históricos estudios Muscle Shoals de Alabama). Si a eso le añadimos a su colaborador habitual Steve Wickham al violín (único músico que consigue repetir gira tras gira con Scott), al hiperactivo teclista Brother Paul y al jovenzuelo Zach Ernst a la guitarra, la perfección estaba casi garantizada. Y pese a que hubo ciertos errores de entrada en algún tema, el sonido de la banda fue nítido e impecable.
Arrancó la noche con dos perlas actuales, “Destinies entwined y “Still freak”, para ganarse del todo al personal con los clásicos “A girl called Johnny” y “We Will Not Be Lovers”, sin duda de lo mejor de la noche con esos tres acordes que van creciendo y creciendo…. Pese a su perfeccionismo (al primer acorde ya estaba pidiendo un arreglo en el sonido), al escocés se le veía a gusto con el combo y la sala. Quienes estuvieron en el anterior tour de rememoración del clásico “Fisherman´s blues”, comentaban que en esta gira se veía a la nueva banda más suelta y compacta, no atada a los cánones folkies, y a Scott más enérgico y atrevido, lanzándose a alargar las canciones o a realizar interludios musicales como el “Roll over Beethoven” de Chuck Berry.
“I can see Elvis”, “Rosalind” o la crazyhorsiana “Long strange gold round” del nuevo álbum mostraron que tienen cabida en el set-list de los Waterboys junto a joyas del calibre de “Medicine bow”, “Glastonbury song”, “Don´t bang the drum” (tocada únicamente con piano y violín), “The whole of the moon” o “Fisherman´s blues”. La sorpresa final fue la interpretación de “Purple Rain”, con la colaboración de la cantante y guitarrista Alba Céspedes, que nos dejó ojipláticos a más de uno por su pasión, crudeza y drama.
Si la celebración de la música y la vida va a ser esto, vuelva usted cuando quiera Sr. Scott, incluso con temas nuevos. Le recibiremos con los brazos abiertos y danzando en su honor.