LONELADY + GATOS NEGROS
Ritmos Hipnotizantes
Eran las diez y media de la noche cuando los tres componentes del grupo madrileño Gatos Negros saltaron al escenario de la Sala El Sol. Ellos son Rock Serling, Christian C. y Disco Felino, que venían pertrechados con guitarra eléctrica, teclados, portátiles, controladores, efectos y demás maquinaría electrónica. Iniciaron su andadura allá por el 2013 y hacen música electrónica y de baile con influencias de Synth Pop, New Wave, Acid House, etc. Recientemente han lanzado su EP de debut Deus Ex Machina, del que nos interpretaron temas como Cayena, Rockets y Then I Realised.
A título personal, destacaría los primeros temas que tocaron, es decir, Valentina, Overdrive, o el propio Rockets, dado que después fui perdiendo el interés por su espectáculo. No me gustó cómo sonaba la guitarra, que me parecía monótona y a menudo demasiado estridente, ni la voz del cantante, ni los ritmos bailables que fueron sonando durante sus cuarenta minutos de actuación. Con todo, consiguieron entusiasmar al nutrido grupo de fans que les acompañaba y que lo dieron todo de principio a fin.
LoneLady es el nombre tras el cual se esconde la británica Julie Ann Campbell, una chica de Manchester, pelirroja y menuda, con pelo muy corto y que gusta vestir como un chico. Esta joven artista que hace una suerte de post-punk, inició su carrera musical en el 2010, cuando lanzó su primer disco bajo el título de Nerve Up. Cinco años más tarde ha publicado al fin su segundo trabajo, Hinterland, que ha venido a presentarnos a Madrid, acompañada por una banda formada por un batería, un bajista y un teclista.
Los cuatro músicos subieron al escenario poco después de las once y media de la noche ante un público que no llegaba a llenar la sala. Mientras Campbell, que parecía tímida y poca cosa, acababa de afinar su guitarra eléctrica, me preguntaba si no sería otra de tantas artistas británicas con un gran disco de estudio, pero que no iba a saber trasladar esa calidad al directo. Afortunadamente para todos nosotros, no fue ese el caso, pues desde la primera nota, los cuatro músicos nos dejaron bien claro que no sólo estaban a la altura del disco, sino incluso por encima. Iniciaron su concierto de setenta minutos con dos grandes temas como Into the Cave y Bunkerpop, donde ya destacaba la presencia del bajo, el ritmo imparable de la batería, así como la voz más que notable de la líder del grupo y el sonido de su guitarra. En todo caso, consiguieron construir ritmos hipnotizantes, con un sonido impecable, que animaron a bailar al público allí reunido.
Al fondo del escenario había una pantalla en la que parecía que iban a ponernos visuales, pero sólo fueron una serie de imágenes fijas con temática industrial, ante la cual se situaban los cuatro músicos, que durante la mayor parte de la actuación estuvieron débilmente iluminados, complicando la labor de los fotógrafos que habían venido a retratarles.
El quinto tema que tocaron fue Landscapes, donde destacaron los cambios de ritmo, al que siguió un destacable Nerve Up. Otras canciones que me gustaron fueron Haste y Groove it Out, mientras que, curiosamente, el tema Hinterland, que da título a su último trabajo y que tocaron para despedirse de nosotros, no me pareció que fuera de los mejores. No hubo bises, pero tampoco lo esperaba teniendo en cuenta que ya eran más de las doce y media de la noche cuando nos dijeron adiós.
En conclusión, un concierto corto, pero muy intenso, donde los músicos apenas se dirigieron al público, pero tampoco hizo falta pues lo compensaron con creces gracias a las ganas que le pusieron sobre el escenario y la gran calidad de sus interpretaciones.
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