YES – Like it is. At the Mesa Arts Center
Inesperado pero digno homenaje a Chris Squire
Disponible para el gran público a partir del 3 de julio, nos llega este doble disco en directo de la legendaria banda británica Yes, cuna y pilar del rock progresivo desde sus inicios, además de academia de multitud de músicos que premiaron el virtuosismo como way of life de su creación.
Fundada la banda por el monstruoso bajista Chris Squire a final de los 60, la muerte de éste sólo dos días antes de publicarse este escrito, convierte la publicación póstuma del álbum en un merecido y digno homenaje a su música. Merecido, por razones obvias; digno, porque da la casualidad de que el setlist de este recital se compuso de los dos seguramente mejores y más influyentes álbumes publicados por la banda: La primera parte del concierto es el Close to the edge de 1972, enorme, y la segunda parte, el Fragile de 1971, mejor aún que el anterior (si cabe).
Con la formación del momento, prácticamente de circunstancias, la banda interpretó estos dos pilares del rock progresivo, de importancia sólo comparable a trabajos coetáneos de Emerson Lake & Palmer (Tarkus, Brain salad surgery) o King Crimson (Larks’ tongues in Aspic, Red, In the court of the Crimson King), junto a los que se puede decir que estamos ante las bases de todo un estilo que, con pocas actualizaciones, perdura e incluso vive una segunda juventud.
El proyecto inicialmente tenía que involucrar a la formación original que grabó los álbumes, pero primero Rick Wakeman (teclados) fue sustituido por su hijo Oliver (que comparte con su padre una concepción musical muy parecida) y al final por el menos brillante Geoff Downes de Asia (ex Yes, claro); después Bill Bruford (batería), prefirió seguir ligado a Robert Fripp (King Crimson), con lo que se fichó a Alan White (que ya había sustituido a Bruford en Yes en 1973), y al final Jon Anderson (voz), ante la imposibilidad de cubrir la gira en lugar de David Benoit (baja por enfermedad) se vio sustituido por Jon Davison (de Glass Hammer), que canta parecido, pero no es lo mismo.
El sonido del álbum, mejorable (justicia divina: lo mejor es el bajo de Squire). Eso sí, es un placer ver cómo estas dos perlas de los primeros setenta suenan de nuevo tan frescas como siempre. Véase si no Heart of the sunrise, la suite Close to the edge, Siberian Khatru o la obra maestra Roundabout. Maravilloso.