JACKSON BROWNE
Melodía y belleza para todos los públicos
Una cálida noche madrileña recibía de nuevo al músico norteamericano Jackson Browne con las entradas agotadas en el recinto del Jardín Botánico de la Universidad Complutense, donde se realizan los conciertos del denominado Madgarden Festival. Se esperaba con ganas el evento tras la cancelación de su última visita a Madrid (curiosamente por no vender casi tickets), con el aliciente de presentar su última obra (“Standing in the Breach” de 2014, disco de gran compromiso social tras el terremoto de Haiti) y ser el último show de la gira europea.
Browne es un músico de vieja escuela, templado y pausado, que sabe que lo importante de los conciertos es que vayan creciendo poco a poco y acaben en el 11. Así, con un impecable sonido desde la primera canción (y eso que continuamente se cambiaban de instrumentos), la banda y Browne empezaron a medio gas, con medios tiempos como The Barricades of Heaven, Just say yeah o Long way around y Leaving Winslow, pertenecientes a su último disco. Rock americano fino y elegante, de melodía y templanza por bandera. Muchos lo denominarán con mala baba soft rock.
Browne también sabe que es necesario tener una gran banda para envolver la magia de sus largas composiciones, y ¡menudo ojo tiene porque se rodea de lo mejorcito de cada casa! Véase Shane Fontayne a la guitarra (músico para John Waite, Bryan Adams o Bruce Springsteen); Greg Leisz al pedal steel (Ryan Adams, Beach Boys, T Bone Burnet, Eric Clapton, Bill Frissell, The Eagles ……..);
Bob Glaub al bajo (Journey, Steve Miller Band, John Fogerty, Bruce Springsteen, Bob Dylan, Neil Diamond, Jerry Lee Lewis, Ringo Starr, Dusty Springfield, …….); Mauricio Lewak a la batería, Jeff Young al Hammond y Alethea Mills a la voz y coros. Una espectacular banda que hizo las delicias del respetable con su sonido cuasi perfecto desde el primer acorde y, sobre todo, gracias a la labor de los guitarristas Shane Fontaine y Greg Leisz que dieron una master-class de sutileza, elegancia, riqueza melódica y poderío a las seis cuerdas.
A Browne se le notaba a gusto en el escenario y desarrolló un extenso concierto (más de dos horas y media, eso si, con parón incluido de quince minutos), donde la voz y la melodía fueron el centro neurálgico. For a Dancer, Fountain of Sorrow, Your Bright Baby Blues o If I Could Be Anywhere fue auténtico néctar para los oídos del público por la sutileza y el buen gusto en su interpretación, incluida la explicación de los temas en castellano por parte de Browne. La sorpresa de la noche fue la aparición del guitarrista Raimundo Amador en I’ll Do Anything, dándole aires aflamencados al tema, pese a que el sonido de la guitarra se percibía baja. Final ganador con Doctor My Eyes, The Pretender, Running on Empty y un doble bis de ensueño con Take It Easy (el mágico tema popularizado por los Eagles, compuesto junto a Glen Frey),Our Lady of The Well, The load out y Stay de Maurice Williams. Noche para el recuerdo para los fans de Browne, alargando el mito un poco mas. Se le esperará con impaciencia.