DROPKICK MURPHYS + THE MAHONES + BLOOD OR WHISKEY + BRYAN MCPHERSON
Festival celta-punk
El título de la gira es el de “Celtic Punk Invasion Tour”, y más que un concierto es un festival. Sólo estuvieron dos días por España dentro de esta gira mundial que dura ya varios meses desde finales del año pasado. El plato fuerte era el de Dropkick Murphys, pero es que antes que ellos actuaban tres teloneros. Desde luego que todos tienen en común una clara influencia de música folk irlandesa acelerada. Y eso que irlandeses, de residencia, sólo son los Blood or Whiskey, porque The Mahones son canadienses y Dropkick Murphys de Boston.
En Madrid hacía ya unos días que habían agotado las entradas para La Riviera, y el concierto arrancó a las 7 de la tarde con mucha puntualidad. La verdad, es que el tema de los horarios funcionó muy bien, algo que es necesario (y se agradece) para tantas horas de música en directo. Cada grupo actuaría media hora, y los Murphys empezarían a las 9:30 de la noche.
Mientras la sala se iba llenando bastante despacio, con mucho público joven, le tocó abrir a Bryan McPherson, cantautor de Boston, que apareció él solo con su guitarra sobre el escenario. Sabiendo que lo que la gente iba buscando era más bien ganas de fiesta, supo ganarse la atención y el respeto con sus canciones cantadas con mucha rabia. Era también el que menos ritmo irlandés traía, más bien un folk sucio.
Después le llegó el turno a Blood or Whiskey y este grupo enseguida dejó claro que era un grupo histérico con ganas de jaleo. Claro que también su nombre da muchas pistas sobre su actitud, no? Sangre o whisky. Entre tanto salto, carreras por el escenario y ritmos acelerados, los irlandeses sí que consiguieron calentar al público y prepararles para una larga noche de rock celta.
Seguidamente les sucedieron The Mahones, otro grupo que lleva muy dentro el espíritu de las tabernas irlandesas en su música. También estuvieron muy dinámicos, aunque en realidad fue la chica la que generaba ese movimiento, saltando con su acordeón por todo el escenario y con sus coros muy chillones. Tienen un montón de buenos temas que en seguida se hacen familiares.
Por último, el turno de los más esperados y conocidos, los Dropkick Murphys. En el caso de los Murphys, las influencias de los Pogues y de los Clash son evidentes, y ha resultado ser una mezcla muy acertada. Tienen dos cantantes principales que se alternan en las canciones, mientras que el resto de los músicos les apoyan. Su directo es muy cañero y contagioso. Muchas de sus canciones se han hecho muy famosas, como la de “I’m Shipping up to Boston” que salió en la peli de “Infiltrados”. Realmente, es que es un estilo de música muy tabernero, para cantar a pleno grito con los amigotes, en un pub (irlandés) con una jarra de cerveza (Guinness) en la mano.
Empezaron con una estupenda “Out of our heads” y ya no hubo manera de pararles. Siguieron con un montón de temas muy pegadizos, potentes y hasta alguno más sentimental, y la gente agradecida no dejó de jalearles. El concierto terminó en poco más de una hora, pero es que había sido muy intenso. Enseguida regresaron y atacaron “Kiss me, I’m shitfaced” donde un numeroso grupo de chicas se subió al escenario. En la siguiente, ya sí que subieron chicos. Y por último, se despidieron con “If the kids are united”, a manera de lema (“…nunca serán divididos”), con toda esa gente aullando y bailando.
Una jornada muy larga de música celta a altas revoluciones. Y además, cuatro por el precio de uno, ¿alguien da más?