SR. CHINARRO
Perspectiva caballera
El pasado jueves asistimos a la presentación madrileña de Perspectiva caballera, nuevo disco del hiperactivo Antonio Luque bajo la etiqueta de Sr. Chinarro, que lleva cuatro entregas en los últimos cuatro años y un total de once discos y dos EPs en lo que va de siglo. Obra escrita aparte. Una suerte de Woody Allen musical y patrio, con prisa, sin pausa y, aproximadamente, el mismo talento para producir frases inteligentes, personalísimas y reconocibles en su estilo. Porque existe, claro, un estilo Chinarro bien definido desde hace mucho tiempo, y esas mismas cartas son las que juega siempre Luque y con las que, solo él sabe cómo la hace, consigue sorprender en cada entrega, darles el requiebro necesario para no caer en el aburrimiento, hacer que el entremés costumbrista y posmoderno de ciudadano atribulado y hasta los mismísimo huevos de la sociedad en la que anda inmerso no resulte tan repetitivo y trillado como aplicar el adjetivo costumbrista a su música.
En la crónica del curso pasado, cuando se dejó caer por el teatro Lara para hablarnos de Enhorabuena a los cuatro, apuntábamos que no se trata únicamente de las letras, y en esa cuestión insistimos. El sevillano vuelve a tirar de repertorio referencial en este Perspectiva caballera con el que parece haber recuperado el cariño de la crítica hipster más talibán y presenta otra entrega de su particular fusión de New Order con Triana, o de Red House Painters, a los que cita, o de Cass McCombs, vaya uno a saber lo que escucha últimamente Luque y los adereza, por cierto, con un excelente trío de cuerda. Otro disco que, parece claro, tampoco le llevará a las listas de ventas ni le hará millonario, especialmente ahora que ha decidido convertirse en empresario y corre con todos los gastos en este asunto de vender discos, tocarlos en directo e intentar vivir de ello.
Total, que con poco más de media entrada y en dura competencia (pared con pared, literalmente) con la presentación del festival Sonorama (en la que, entre otros, participaban Jero Romero, Iván Ferreiro y Arizona Baby) se presentó la banda al completo, vuelta a formar una vez más por los músicos de Maga. Los mismos que han grabado el disco y la alineación con la que mejor parece funcionar el proyecto Chinarro.
Nadie va a enseñarle a estas alturas a Antonio Luque a hacer un setlist y las canciones del nuevo disco estuvieron bien rodeadas de muchos de los grandes éxitos de la última época (Esplendor en la hierba, Los ángeles, Una llamada a la acción, Del montón, Dos besugos…) y alguna que otra concesión a tiempos pasado, especialmente con Cero en gimnasia, canción legendaria para todo chinarrista que se precie, contenida en el EP La pena máxima, del año 2000. Pausas demasiado largas entre canción y canción y un ambiente un tanto apagado no ayudaron demasiado a aumentar la tensión en la sala. Sigue siendo suficiente, no obstante, con las canciones de Luque, material duradero que no ha perdido su capacidad de hipnotizar a la concurrencia.