KILMARA – Love songs and other nightmares

Tercer álbum de la banda barcelonesa Kilmara, conjunto con más de diez años de trayectoria de proyección muy europea, gracias a la presencia en sus filas de algunos integrantes alemanes. De ahí que su sonido esté tan cercano al power metal de por allí, además del hecho de haber grabado y producido el disco en los estudios de Roland Grapow en Eslovaquia (sí, el mismo Roland Grapow de Masterplan y de Helloween), que además coproduce el disco. Por cierto, que repiten, porque el segundo LP, Don’t fear the wolf de 2011, ya lo grabaron con él.

Es este un disco curioso, con once cortes de presencia un tanto irregular, donde sobre todo brilla la interesante voz de Chris Wolf. La sección rítmica está muy bien, con Raúl Rumem en el bajo y Javier Morillo en la batería, que imprime algunos momentos muy complicados al resto de la banda. Los guitarras Kike Torres y John Portillo, tan correctos como el resto, completan el sonido personal de Kilmara.

Kilmara sacrifica la velocidad porque sí en aras de gustar al oyente con otros aspectos: bonitos estribillos, gracias a esa voz tan buena, agradables pasajes y bridges de guitarra, riffs amistosos… yo qué sé, parece que me pongo poeta. Puestos a buscarle un parecido a esto, se me hace que suena familar a Masterplan (obviamente) y a Dream Evil, por citar dos referencias que sobresalen.

Algunos temas dicen poco en una primera escucha, como Fantasy, Devil’s eye, Nothing to me o Alpha  (por cierto, este último dedicado a la cerveza de una pequeña productora de Andorra), pero otros enganchan desde el principio, como Believe, la baladita Time flies o los rarísimos ritmos de Insomnia, con esos juegos de voces tan chocantes; lo mejor del disco, a mi juicio, Cold Rain, Usual strangers y Play to win, excelentes.

Cierra el disco una versión en alemán y castellano (a la vez) de Time flies. Y la niña de la portada, guapísima, oiga.