AULLADORES – Sin lo que sobra, no basta
Rock auténtico por los cuatro costados
Suena un riff de guitarra que podría pertenecer a los MOTÖRHEAD, un grito que reclama ¡Rock and Roll! Y empieza el disco de los AULLADORES, el segundo trabajo de la banda madrileña compuesta por Jesús Jiménez (guitarra y voz), Fernando Mayo (bajo y voces) y Fco. Javier Torquemada (batería y voces) que mejora bastante su primer disco (con nombre homónimo al del grupo).
AULLADORES hacen ese tipo de rock que suena auténtico por los cuatro costados, un rock que es forma de expresión de la gente de los barrios, de los trabajadores que vuelcan en él sus esperanzas, su odios y todo un universo que este disco transmite desde el primer tema. Ese rock con chulería y contundencia que se agradece en un mundo lleno de productos fabricados desde las oficinas. AULLADORES suenan en todo momento a manos trabajadas, a ensayos en el local frente a unos litros de cerveza, a riffs efectivos y machacones. A todo ese mundo subterráneo de quienes tienen pasión por la música, sin importar los beneficios económicos que puedan obtener, o precisamente al margen de esos posibles beneficios.
La nómina de agradecimientos da una pista clara de por dónde van los tiros: el Indio del Gruta, el Trapa de MATANDO GRATIX y Robértez de MOTOCICLÓN. Ahí es nada.
Yendo a los temas en cuestión, nos encontramos con diez cortes enérgicos con gran variedad temática. Que nadie espere panfletos políticos ni declaraciones altisonantes, aunque la crítica se desliza en temas como Sin piedad, sobre la hipocresía religiosa o La siembra y, sobre todo, en la final, donde sí ponen sobre la mesa un canto a la rebelión. El resto de temas verán sobre las vivencias de los barrios, los amores salvajes (Cuentos) y desengañados y la vida cotidiana (Tiempo), pero sin rozar lo banal y saliéndose bastante de los clichés habituales.
La omnipresente guitarra de incansables riffs de Jesús suena siempre acertada, con unas potentes líneas de bajo y una batería precisa y efectiva, sin alardes. Un sonido compacto y rotundo muy recomendable para quienes busquen rock sucio, potente y descarado. Como debe ser.