AZKENA ROCK FESTIVAL 2014
14 años marcando la diferencia
Aunque la opinión generalizada es que Azkena ya no es lo que era, lo cierto es que sigue siendo la alternativa más colorida y variopinta, en lo que a grupos y estilos se refiere, al festival convencional, repetitivo y encasillado al que estamos acostumbrados. Si cierto es que a perdido en parte el carácter underground de sus inicios en los que podías ver compartiendo escenario a The Cramps, The Stooges y Pearl Jam. Pero quizá uno de los puntos fuertes de este festival es la capacidad de sorpresa que todavía mantiene, lo que hace que no pocos repitamos año tras año.
Esta edición no iba a ser menos y a pesar de tener de cabecera de cartel a esos dos titanes que son Scorpions y Blondie se ha podido disfrutar (a pesar de la lluvia) del blues apantanado de Seasick Steve, el virtuosismo de Joe Bonamassa, el folk-pop de Hudson Taylor o el pop británico de The Stranglers.
Y si a juzgar por mis palabras te ha podido dar una primera impresión de festival suavecito, no te engañes, más bien lo contrario. Veintiocho conciertos divididos entre tres escenarios y dos días.
Viernes 20, el primer día:
La lluvia no cesa, jarrea más bien y se suspenden algunos conciertos pero el escenario de la carpa (masificado por el clima) salva la tarde, aunque todos tenemos la incertidumbre de lo qué ocurrirá con los Scorpions. Entre tanto y bajo techo vamos abriendo boca a golpe de guitarra acústica con Hudson Taylor, momento ideal para tomar una cervecita y disfrutar de un buen concierto y sin gastar muchas energías.
Allá hacia las ocho parece que la lluvia nos da un respiro y podemos acercarnos al escenario principal. Seasick Steve es uno de los platos fuertes de este festival y su historia no menos interesante. Una vida para nada fácil, nómada y vagabunda se refleja en una música de raíz, muy personal, una música de las que no se estudia.
Y vuelta a la carpa, ese es todo el trasiego que vamos tener, del tercer escenario la mayoría del púbico ha decidido prescindir en este día.
Es el turno de uno de los grandes, uno de los mejores conciertos, sin duda. The Stranglers sale a escena con la típica elegancia británica y el buen hacer que les han dado los no pocos años que llevan en este mundillo. Un set sin desperdicio, endurecido por el directo, en el que podemos saborear desde el ochentero “Always the sun” el power punk “Nice ‘n’ sleazy” y por supuesto “Golden brown” en el que el respetable no duda en lanzarse a cantar (se sepa, o no, inglés).
Son las 22:30 y es la hora del plato fuerte. Los Scorpions salen a escena con un espectáculo muy colorido y una iluminación que demuestra que esa es su noche.
Abren con “Sting in the tail” seguido de “Is there anybody there?, “The zoo”, “The best is yet to come”, Send me the angel” pero no es hasta llegar a “Holidays” cuando empezamos a ver a los Scorpions que todos deseamos. Para entonces ya llueve de nuevo, cosa que no parece importarle mucho a nadie. “Tease me please” y lo peor del concierto, un sólo de batería en”Hit between the eyes”. Solo de batería soso y simplón acompañado de una percusión latina de andar por casa. Un “Blackout” que sonó demoledor acompañado de un no menos fuerte “Big city night” y fin. El consiguiente paroncito y bis, como era de esperar. Bis de lujo, “Still loving you” “Wind of change” y la traca final, “Rock you like a hurricane”. Ha estado bien y aunque hay opiniones, en general, el público ha quedado más que satisfecho.
Pero la noche no ha acabado, nos quedan Turbowolf, que vienen a ser los chicos malos del día. Una mezcla de hard con tintes psicodélicos y una actitud muy punk.
Marah, del que hay gran parte del público pendiente durante toda la tarde. Y por fin, Unida. El grupo de John García (Kyuss, Slo Burn) potentes y sin concesiones cierra la noche con una demostración de buen stoner.
Sábado 21, segundo día:
Esto poco tiene que ver con el viernes, el sol brilla y el calor nos da la energía necesaria para enfrentarnos a un día más que interesante.
El mayor reclamo no es ni más ni menos que la todo poderosa Debbie Harry, dícese, Blondie.
Durante toda la tarde hemos podido observar una presencia más femenina que la del día anterior.
A excepción de Blondie y Violent Femmes la tarde se presenta muy rockera.
Es una tarde para la guitarra de Joe Bonamassa que deja muy claro desde el primer instante que la fama que ha adquirido de ser uno de los mejores guitarristas del momento es merecida. No da descanso a su instrumento ni un instante, lo que quizá consigue saturar un poco a esa parte del público que se a acercado más por curiosidad que por interés.
Pero la gran sorpresa de la tarde la ha dado The Strypes, unos adolescentes con acné, que a diferencia de su edad (16 de media) presentan un rock maduro, rabioso y muy fresco que poco tiene que ver con su aspecto. Imposible no recordar a Dr Feelgood (en parte porque Pete O’Halon, el bajista es un calco en miniatura de Wilco Johnon).
Como dijo uno de los asistentes: “si no se les sube mucho y las drogas no les hacen mucho daño, estos chavales……”
Violent Femmes sale a escena y aunque han creado expectación no consiguen estar a la altura de la leyenda. No han corrido la suerte de sus contemporáneos The Stranglers. Quizá su música no ha resistido el paso del tiempo todo lo bien que debiera.
Son las diez y veinte y es la hora de Blondie.
La gente esta impaciente y al sonar los primeros acordes de “One way or another” explota el bullicio. Pero el descontento no tarda en aparecer, nada tiene que ver con Debbie y compañía, el sonido está acabando con lo que se esperaba fuera un momento histórico. A pesar de todo la gente no pierde el ánimo y lo canta y baila todo.
Blondie se ha portado y se ha hecho lo que se ha podido. Un buen concierto (a mi modo de ver) venido a menos por culpa de problemas técnicos.
Mismo escenario, tan sólo unos momentos después salen Wolfmother y la pregunta es evidente: ¿qué ha ocurrido? ¿cómo es posible que el sonido de Blondie haya sido un desastre y Wolfmother esté sonando tan increíble?
Pero no sólo el sonido, la actuación que nos ofrece este power trío es igualmente increíble.
Es una de las bandas del momento por derecho, demostrando que son una banda de directo.
Poca noche queda, Royal Thunder en la carpa y Kadavar en el escenario principal.
El primero presenta un concierto menos agresivo que sus predecesores. Un hard rock con tintes psicodélicos (aunque definir esta banda no me resulta nada fácil), influencia claramente setentera que está tan de moda.
En todo caso un concierto de mucha calidad, siendo el trabajo de Miny Parsonz (bajo-voz) de lo más personal que he oído últimamente.
Y para cerrar, los germanos Kadavar. Otro trío demoledor con una clara influencia de los primeros Black Sabbath, tanto en sonido como en composición (algunas veces el parecido era demasiado)
Buen final para un festival que no han conseguido arruinar ni el mal tiempo, ni los problemas técnicos.