PERE GENÉ
Pere Gené, un estilo y una actitud
La juventud es un estado de ánimo. Con este espíritu inició unos meses atrás Pere Gené, alma mater de la histórica banda Lone Star, una operación de crowdfunding para costear la grabación y publicación del que había de ser su primer álbum en solitario, el recién nacido Boomerang, cuyo principal interés es ser la constatación del renacimiento musical, o resurrección, según se mire, del que fue cantante y teclista de una de las mejores bandas de rock que ha parido este país en cualquier época.
Tanto el disco, como esta su presentación en directo, son productos en realidad para nostálgicos, porque el hecho de que Gené no haya publicado nada desde la liquidación de la marca Lone Star en 1984 ha cortado completamente cualquier evolución natural que haya podido sucederle como compositor. Es como si se hubiese escondido en una cueva todo este tiempo para asomarse ahora: lo mismo nos hemos sorprendido nosotros de escucharlo a él, como él de ver cómo ha cambiado el mundo a su alrededor.
El sonido está bastante modernizado, gracias sobre todo a la excepcional, repito, excepcional, banda con que se acompañó para el concierto, basada en la que ha grabado el disco, pero el soniquete, y más que eso, las letras, nos trasladan a final de los setenta, como si los Lone Star revivieran ante nosotros.
El setlist consistió en el último álbum entero, seguido de unos poquitos clásicos, demasiado poquitos, para acabar de alegrar al respetable. Lejos de ser aburrido, lo cierto es que el disco contiene varios temas francamente buenos, con el espíritu de la historia bien presente, que no se pide más: La fórmula de la felicidad y Libre, sobre todo, también Walt Disney nos mintió, Sobreviviré y Sueño y pesadilla, que es seguramente la composición que más recupera el sonido Lone Star.
Todo ello aderezado con la presencia en el escenario de varios monstruos de la música: los solos de piano de Kitflus (teclista de Pegasus), enorme músico; los continuos riffs y solos de guitarra de David Palau (guitarrista de la banda de Bobby Kimball, de Toto, además de director musical de David Bisbal, nada es moco de pavo), que es un virtuoso en plan años 80, rápido y preciso como pocos he visto; los saxos del músico de jazz holandés Menno Marien, que tuvo un par de momentos grandes; el argentino Jorge Carrasco en el bajo, súper bien; y el multiinstrumentista ibicenco Joan Barbé (involucrado, entre otras cosas, en el excelente proyecto Ressonadors) en la batería, sin desmerecer en absoluto al resto.
Para interpretar la perla instrumental La bombarde de Montmartre, Pere Gené se sentó al piano, y más tarde, para interpretar la muy reivindicativa Serem un nou país, último de los temas pertenecientes a Boomerang, subió al escenario Virgínia Martínez, de la banda catalana La casa dels somnis, junto al coro New Gospel, que después siguió acompañando a Gené para el clásico americano de los 30 Ol’ man river, primer guiño a Lone Star. Cerró el concierto Mi calle, ese pedazo de himno, con la compañía de un muy aplaudido Santiago Auserón.
Los bises fueron más Lone Star, primero con un medley de temas clásicos de la banda, y luego con otro himno de la época rockera, Adelante. Viejo, joven, viejuno, da igual. Aunque tenga 65 años, si se siente joven es porque lo es. Soy como una máquina infernal, no tengo tiempo de quererte. Por cierto, esa faltó.
Setlist Pere Gené: La fórmula de la felicidad / Libre / El impasible / Walt Disney nos mintió / Corazón de hielo / Androide / Bona sort / Sobreviviré / Cada dia que passa / La bombarde de Montmartre / Sueño y pesadilla / Serem un nou país / Ol’ man river / Mi calle / (Bis) Medley: Viejo lobo – My sweet Marlene – Comprensión / (2º bis) Adelante