THE LORDS OF ALTAMONT

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Ceremonia Rock N´ Roll

Cuando se une el groove conveniente con la intensidad necesaria es muy difícil que la banda en cuestión no sea una apisonadora. The Lords of Altamont tienen claro lo que quieren y lo que necesitan para sonar como suenan. Si el rock n´roll tuviese una universidad, ellos serían considerados “cum laude” sin ningún género de duda ¿Por qué? Porque han conseguido la fórmula perfecta que resume la ética y la estética del género. Son y suenan rock n´roll.

Suena fácil, ¿verdad? Quiero decir, uno puede dejarse arrastrar por la vaguedad de la ignorancia y pensar, bueno tío, son una banda de rock n´roll, ¿Sabes? Tampoco es tan difícil. ¡ERROR! Es muy fácil subir el ampli al doce o romper una guitarra, claro que sí, más fácil aún es ir al Pull and bear y comprarte una chupita o unos pitillo, pero ¿realmente es lo único necesario para que tu banda sea una máquina pateadora de culos? ¡CLARO QUE NO! El rock n´roll, al igual que cualquier otra cosa, se estudia, se aprehende, se interioriza y, finalmente, se expone a la manera en que cada uno buenamente puede.

Es muy difícil hacer algo realmente atrayente en lo que al rock n´roll se refiere, y ahí va una prueba empírica ¿cuántas bandas como Lords of Altamont se pueden escuchar en nuestros días? Cuenten conmigo… ¡CERO! ¿Quién mezcla la influencia de Detroit con la psicodelia setentera de esa manera? A ver repasemos… ¡NADIE! Están en el grupo de los elegidos, allí donde Lorenzo Woodrose guarda las llaves del Hades.

Disco a disco, cada uno de sus trabajos ha ido conllevando una ascendente renovación de la esperanza rockera. Finalmente,  la publicación de su penúltimo disco “Midnight to 666” supuso para aquellos desencantados entre los cuales me incluyo, el renacimiento de un estilo que se creía perdido. Un estilo donde se mezclan: actitud, trabajo, sonido, trabajo, estética, trabajo, rabia, trabajo y más trabajo, que no deja de ser la clave para que una banda como ésta suene como suena y se vea como se ve.

Ellos saben que es su momento, es por ello que con su último trabajo “Lords take Altamont” nos han recordado que esto no viene de ayer, que llevan 15 años haciéndolo y que no han inventado nada, que todo tiene una explicación. Así, homenajean a aquellas bandas que hicieron arder Altamont como ellos hacen arder cada una de las ciudades que visitan.

Verles en directo supone principalmente ser testigo de una auténtica ceremonia del rock n´ roll. Por algo Jack Cavaliere es “The preacher”. Si se suceden los temazos riff tras riff y en una de las esquinas del escenario una auténtica leona se descoyunta bailando, amigo, muy difícil está la cosa para que ése no sea uno de los conciertos que recuerdes en diciembre a la hora de hacer la lista de lo mejor del año. Se sienten cómodos llevando el estandarte rockero porque saben que lo merecen.

Si el rock n´roll fuese una colonia, si se pudiesen condensar todos los elementos que lo conforman y unirlos para hacer una fragancia – olería mal, evidentemente, –, esa colonia a día de hoy sólo podría llevar un nombre: The Lords of Altamont.

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