WILLARD GRANT CONSPIRACY

Es posible que no fuéramos más de treinta personas, los que nos acercamos una fría noche de sábado al Teatro del Arte para disfrutar de la música de WILLARD GRANT CONSPIRACY, pero aunque fuéramos pocos, desde luego fuimos unos privilegiados. La pequeña sala del barrio de Lavapiés resultó absolutamente perfecta para disfrutar de una propuesta íntima y que juega con las emociones. De hecho, la última vez que nos visitaron, la sala Moby Dick se quedó grande para un grupo que merece mucho más reconocimiento en nuestro país.

Siendo el vehículo de Robert Fisher, la banda puede mutar en diversas encarnaciones gracias a la cantidad de músicos que han participado a lo largo de su carrera, y en este momento, en el que presentan ‘Ghost Republic’, Robert se hace acompañar únicamente por su guitarra acústica y por David Michael Curry a la viola. Ya según entramos en la sala, se pudo ver a Robert sentado en la primera fila, esperando a la llegada del público y saludándoles casi personalmente, para acto seguido ofrecernos unas cervezas que había puesto a disposición el patrocinador del evento, Estrella Galicia.

Sin más preámbulo se sentó en su silla y nos preguntó si preferíamos el concierto con las historias de las canciones o sin interrupciones entre tema y tema. La mayoría apostó por la primera opción, un gran acierto porque en ningún caso se hicieron pesadas y aportaban un valor añadido a la experiencia. También se hicieron acompañar por la proyección de un video que han realizado para acompañar las canciones de ‘Ghost Republic’. Es un disco que se apoya en la historia de Bodie, ciudad obligada a ser abandonada por el gobierno americano, para darnos a continuación un paseo más largo por el desierto californiano en el que se encuentra.

Antes, se permitió darnos un recorrido por su fondo de catálogo, arrancando con “Evening Mass” y con las aventuras del predicador que espera a la llegada de los alienígenas contada en “The Trials Of Harrison Hayes”, para continuar con la historia de la chica que cayó en un pozo y se convirtió en un drama nacional antes de que existiera la televisión, “The Ghost Of The Girl In The Well”. A los quince minutos de actuación Robert ya nos tenía comiendo de su mano, con esa poderosa voz barítona.

La aparición de las nuevas composiciones resultó perfecta. “Perry Wallis”, “Rattle And Hiss” y “Take No Place” nos llevaron al desierto californiano que se veía en las imágenes proyectadas. Se concedió un momento pop con “Soft Hand” y le cedió el protagonismo vocal a David, para interpretar “Piece Of Pie”, y poco después nos dejó de piedra con la interpretación “acapella” de “The Ballad Of John Parker”, quizás el momento álgido de la actuación por su tremenda belleza.

En la recta final, casi no nos contó ninguna historia, pero tampoco hizo falta, las canciones hablaban por ellas mismas como “Oh We Wait” o “Good Morning Wadlow”, y de regreso a temas de toda la vida, “Fare Thee Well” y “The Suffering Song”, la canción más triste que había escrito nunca, cerraron los noventa minutos de actuación que nos dejaron completamente embelesados. A pesar de pedir que volvieran a dejarnos alguna canción más, lo que hicieron fue regresar par a despedirse y hablar con quienes quisieran acercarse, además de regalar unos cuantos cd-r grabados hace poco y que contienen ideas que bien podrían acabar dentro de su próximo disco. Uno de los conciertos de la temporada gracias a la mano del ciclo American Autumn, que está programando auténticas delicatessen musicales. Matrícula de honor.

Setlist: Evening Mass/The Trials Of Harrison Hayes/The Ghost Of The Girl In The Well/Dance With Me/Perry Wallis/Rattle And Hiss/Take No Place/Soft Hand/Piece Of Pie/Vespers/The Ballad Of John Parker/Incident On Mono Lake/Oh We Wait/Good Morning Wadlow/Fare Thee Well/The Suffering Song