SINIESTRO TOTAL
Siniestro Total pero el motor como nuevo
Antes de meterme de lleno en el concierto en sí, me gustaría matizar algo en mi puntuación de este concierto. Les pongo un ocho, por la entrega del grupo y del público, por las sensaciones que me transmitieron y recuerdos que me trajeron y por la ejecución de los temas. Pero si puntuara el tiempo de la espera y la actuación, bajaría la nota, ya que abrieron puertas a las nueve y el grupo no arrancó hasta las diez, a pesar de que la sala estaba ya llena a las nueve y cuarto. Y luego Siniestro tocaron apenas una hora y media (hora y veinte para ser exactos), lo que hizo que fuera casi más larga la espera que el concierto. Y si puntuara la calidad del sonido, la nota rasparía el aprobado, ya que hubo serios problemas que contaré a continuación.
Pero centrándonos en el concierto, hacía mucho que no veía la sala Penélope tan llena, con un público en general talludito y con unas ganas ya una expectación que caldearon mucho el ambiente. Había muchas ganas de ver a Siniestro Total. Y en mi caso muchísimas porque ha sido una banda que me ha calado hondo a lo largo de mi vida, y llevaba muchos años sin poder verles en directo. Hablar de Siniestro Total, para mí siempre es hablar de recuerdos, buenos rato y vivencias de juventud con colegas de correrías.
Y ya desde que empezaron los primeros temas, me dio un subidón de adrenalina y me el grupo me lo hizo pasar genial en todo momento. Siniestro siguen en plena forma, con unas canciones macarras como han sido siempre, con temas divertidos y con muchas ganas de divertir que es lo que tiene que ser un concierto: Una fiesta. Muchas de las canciones, con el paso del tiempo han envejecido genial y a muchas les han cambiado el ritmo hacia un Rhytm´n´Blues estupendo, ganando en calidad y frescura y demostrando lo grandes músicos que son y han sido siempre los de Vigo.
El grupo eligió muy bien el repertorio, centrándose en los grandes clásicos y metiendo entre medias canciones nuevas, pero no demasiadas y sacando lo mejor de sí mismos, convirtiendo el concierto en una juerga muy celebrada por los asistentes.
Julián está algo más corto de voz, pero aún así estuvo francamente bien. Además de cantar muy correctamente todas las canciones, amenizó las presentaciones de las mismas con su humor característico. Quizá a todos los micrófonos, les hubiese hecho falta un poco más de volumen, y eso que a mí me dio la sensación de que estaba toda la instrumentación un poco baja. Pero el micro que de verdad no se oía nada era el del guitarrista Javier Soto. Ya me lo parecía mientras hacía coros. Pero cuando le tocó cantar a él uno de los temas, es cuando comprobé que su micro o se oía nada en absoluto. Tres cuartos de lo mismo con el del bajista Óscar Avendaño. Aunque éste tenía algo más de volumen. Qué manera más divertida, por cierto, de tocar la de este gran músico, con constantes movimientos pendulares (casi como de director de orquesta), con la mano de la púa. Estuvo brillante. Lo mismo que brilló Jorge Beltrán al saxo, los teclados, la pandereta y lo que le dieran a tocar.
Noche muy divertida recordando clasicazos de la banda. A pesar de todo, como el concierto fue tan corto, eché de menos muchísimas canciones que me hubiese gustado escuchar. Sobre todo mi favorita “No somos de Monforte”, que no tocaron. Pero mereció la pena acudir a verles, porque hicieron un muy buen concierto y me demostraron que el motor de esta banda está en plena forma y que queda cuerda para rato.
Set-list: Alégrame el día torero / Ay Dolores / A casa / Chusma / Rock en Samil / Vamos muy bien / Algo huele mal en Dinamarca / España se droga / Todo por la napia / La paz mundial / Puerto BAnus / Viene el verano / ¿A quién vas a culpar? / Com el ceite y el Yang / Soy así / La sociedad es la culpable / Bailaré sobre tu tumba / Somos Siniestro Total / Miña terra gallega / Cuanta puta y yo que viejo / Casualidad / ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? / Cuenca minera / Matar hippies en las cíes / Ayatolah
Bueno, yo creo que a estas alturas de la evolución musical (poca en los ultimos 400 años, desde Bach seguimos en los mismos patrones musicales) y dada la tremenda evolución tecnológica existente; ya está bién que los llamados críticos musicales, (que me gustaría ver personalmente su formación musical)dejen de echarle la culpa al ó a los técnicos, que ese cuento ya no se lo creé nadie, a no ser que, evidentemente, te toque un técnico sordo o un aprendiz sin culpa alguna.
De partida, un grupo del nivel de Siniestro Total, no puede presentarse en una sala ya consolidada como Penélope sin sus propios técnicos, y depositar todo en los técnicos de sala, que no han hecho ni un solo bolo con ellos, que pueden saber sus temas por la radio o escucharlos en Cd´s, pero que no tienen nada que ver, normalmente, con el directo. Y querer resolver todo el espectáculo en unas 2 horas como mucho entre montajes y pruebas, lo cual es profesionalmente deplorable, tendrían que haber venido con tiempo, por la mañana, presentar un plannig de mezclas, especificaciones de cuando cambian de cantante, especificar los solo, etc., etc. Pero ya sabemos, pensamiento latino, «si al final a la peña le da da lo mismo».
Aparte queda, el nivel técnico de ejecución instrumental y vocal de los músicos, que si se equivocan es por que no se escuchan y si se desafinan la culpa es del técnico, y si se les olvida la culpa es del de monitores por que le distrajo, vamos que en vez de hacer la cosas bién, es mejor echarle a alguien las culpas. «Tipical espanish»
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En las pruebas apenas tocan, para no «cansarse» y en el concierto desparraman todo lo que se quiere «pa`que la peña flipe», y así un sin fin de pormenores que, normalmente, el crítico no puede o no quiere apreciar o darse cuenta
¿Nos domina la crisis? ¿y le echamos la culpa siempre a esta?, yo creo que no. Llevo casi 50 años haciendo bolos y conciertos, y el nivel profesional en España ha crecido muy pero que muy poco. Si nó preguntarselo a cualquier productor o promotor guiri, a ver que opinan de nuestro nivel de profesionalidad.
Eso es lo que observamos los que estamos metidos de lleno en el bolo desde la preparación, carga/desacarga, pruebas, concierto, retirada, etc.
Y no lo vemos todo, imaginar lo que puede observar un crítico, que solo ve lo hay encima del mantel, ya que llega a mantel puesto al concierto.
Un saludo.
¿50 años haciendo bolos? Enhorabuena y gracias por tu comentario