FITO y FITIPALDIS / LA CABRA MECANICA
Con un coraje que le honra, Fito hizo lo imposible para no defraudar
QQuería haber contado aquí que, una vez más, Fito y sus Fitipaldis habían dado otro gran concierto; otra noche redonda para el bilbaíno y su banda, con toda la gente cantando las canciones de principio a fin y el grupo sonando tan bien y con tanta energía como siempre, y que todo el mundo había salido contento y lo había pasado bien… pero que esta gira, impecablemente montada y organizada, empezaba a ser un poco monótona en cuanto a la repetición sistemática del mismo repertorio cada noche, lo cual supongo debe acabar haciéndose aburrido (más que para el público, que cada noche va cambiando y, en general, suele ser complaciente en este aspecto) para los propios músicos – incluso para los técnicos que cada día les acompañan. Y no será por buenas canciones, que después de cinco discos de estudio tienen unas cuantas…
En fin, que esperaba estar reconociendo la gran categoría de estos tíos como artistas y su intachable profesionalidad, alegrándome – y admirándome – de su éxito masivo y defendiendo su legitimidad (nadie como Fito personifica ahora mismo en España el triunfo multitudinario de la calidad y la honestidad haciendo música, como se ha demostrado tanto en la asistencia a sus conciertos como en las ventas de sus discos), pero pidiéndoles que recuperasen un poco el espíritu imprevisible y anárquico de una banda de rock, que no debería subirse cada noche al escenario con el mismo plan inalterable y calculado. Un poquito de improvisación, de espontaneidad; esa pequeña sorpresa para alegrar al seguidor fiel que acude a tantos conciertos como puede y trata de ir enterándose de todo lo que van haciendo sus artistas favoritos a lo largo de las giras.
Pues mira por donde, Fito se agarra el otro día una faringitis que a última hora le hace suspender – por primera vez en toda su carrera – el concierto de Cáceres el viernes 8. Incertidumbre sobre qué pasaría en Ávila al día siguiente, pero al final se anuncia que hay concierto y nos vamos para allá, aunque con miedo de otra cancelación al límite del horario o – peor aún – de un concierto con el protagonista de la noche sin poder estar a la altura.
Bueno, pues al final ni lo uno ni lo otro, ni todo lo contrario: el concierto se celebró pese a que Fito no estaba ni mucho menos recuperado, y hay que reconocer que su esfuerzo por no defraudar a su público merece todos los elogios: aguantó casi dos horas en el escenario, pero tuvo que excusarse un par de veces y finalmente, con una muy comprensible rabia pero sin ninguna alternativa, no hubo otro remedio que acortar el final del concierto. La frustración de no poder dar lo que de él se espera era evidente, y sufrió para que las fuerzas que no tenía le llegaran incluso para ofrecer una simbólica propina que se redujo a un solo tema. Desde luego, por ganas no fue; y la banda, intachable, aguantando el chaparrón y cubriendo al patrón lo mejor que se podía – destacar a Javier Alzola, fantástico como siempre al saxo, y al maestro Carlos Raya controlando todo.
Quizás lo más sensato y honesto hubiese sido cancelar el bolo y buscar otra fecha, porque la verdad es que no estaba en condiciones de dar un concierto con garantías y que hacerlo en esas circunstancias podía agravar incluso su estado de salud; pero Fito no se quiso resignar, lo intentó y llegó hasta donde pudo, que no fue poco – en su estado, demasiado hizo. La gente supo entender la adversidad y apreció el coraje mostrado por Fito para no decepcionarles; la mayoría de los presentes salieron contentos de la actuación, aunque no faltó quien pensaba que así no se debe dar un concierto, que para esto mejor haberlo suspendido…
A los que sí pudimos disfrutar en plenitud de facultades (y ya van quedando, por desgracia, muy pocas ocasiones para hacerlo así que hay que aprovecharlas) fue a La Cabra Mecánica. El Lichis y los suyos se están despidiendo a lo grande, con unos conciertos intensos donde concentran en una hora parte de su mejor repertorio; y si bien por un lado el hacer de teloneros les limita, el acompañar a Fito les está permitiendo llegar a un público más amplio, parte del cual les descubre ahora. Más vale tarde que nunca.
Setlist (FITO): Antes de que cuente diez / Un buen castigo / Por la boca vive el pez / Viene y va / Me equivocaría otra vez / Como pollo sin cabeza / Me acorde de ti / Todo a cien / Catorce vidas son dos gatos / La cuisine de Bernard / Quiero beber hasta perder el control / Barra americana (con LICHIS) / Que me arrastre el viento / Whisky barato // La casa por el tejado / Soldadito marinero // Qué necesario es el rock & roll