JOHNNY WINTER

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Mas sabe el diablo por viejo que por diablo

Podemos sentirnos afortunados por el buen momento que vive la musica en directo en nuestro pais. Cada vez nos visitan mas artistas, y cada vez tenemos mas oportunidades de ver en directo a musicos que hace unos años jamas habriamos sonado que llegariamos a ver sobre las tablas de alguna sala nacional. Avalancha de reuniones y nombres con solera que parecen haberse puesto de acuerdo para salir a la carretera. Y si bien es un gustazo poder cumplir el expediente con ciertas bandas, a veces deberiamos replantearnos si el mero hecho de tachar la casilla de nuestra lista al artista de turno compensa por verle en segun que condiciones, como sucede con algunas bandas que ostentan nombres de leyenda cuando en sus filas apenas quedan un par de mercenarios. En el caso de Johnny Winter, son los años los que pesan. A sabiendas de que los comentarios sobre sus ultimas visitan hablaban de practicamente un cadaver en escena, estuve dandole vueltas largo y tendido sobre si acercarme a ver o no al viejo bluesman albino. Al final pudo mas el peso de la leyenda, aunque debo decir que en un primer momento me arrepenti de mi decision, ver a un Winter demacradisimo arrastrandose con ayuda torpemente hasta la silla desde la que toco sentado todo el show no es algo facil de digerir, y no auguraba nada bueno de cara al concierto. Su fragilidad era tal que parecia que cuando le colgasen la guitarra iba a romperse cual cristal en mil pedazos. El comienzo del concierto no fue bueno, el viejo Johnny parecia desubicado, y la magia de sus dedos no era la de antano. Tampoco su voz, en la que la energia y el sentimiento propios del blues descarnado brillaban por su ausencia. Sin embargo, segun avanzaba la actuacion el maestro fue cogiendo su sitio, deleitandonos con algunos destellos de genialidad pasada que aun recorren su palida figura. Su voz se fue tornando mas rugosa, adquiriendo la fuerza del blues cantado de corazon, y sus dedos parecieron recuperar velocidad cuando cogieron el slide, con el que recorrio el mastil de forma magistral. Aunque no podia evitar pensar que quiza me obnubilaba su blanca presencia, y que cualquier buena banda de blues de bar podia haber sonado con el mismo poderio. Y es una sensacion que dudo que desaparezca. Vi a una sombra del Johnny Winter que conocia, el interprete mas blanco de la musica mas negra y vivi una mas que correcta velada de blues. Y poco mas puedo decir. Hasta siempre, Johnny.

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