MELVINS
Los Melvins unieron la brutalidad con la desgana
Lo que se preveía como una gran noche de ruidísmo exacerbado, más denso que la niebla y pesado que el metal toledano, se convirtió en una gran decepción debido a la ausencia de dos de los grupos previstos: Big Bussines y Porn, formados por el batería Dale Crover de los propios Melvins, y anunciadas la ausencias en la misma sala del evento (incluso ese mismo día por la mañana se anunciaba en los foros que solo tocarían Porn). Además, ver pulular por la sala a miembros de los dos grupos mencionados hacia más rara la situación. Pero lo curioso es que Porn si actuaron al día siguiente en Barcelona, lo que refuerza el cabreo a posteriori del personal. Algo debió ocurrir y al final de este texto dejamos un pequeño fragmento del promotor sobre lo acontecido.
Viendo el imprevisto los Melvins hicieron dos sets distintos: primero Buzz Osbourne, auténtica máquina andante lanzando riffs a diestro y siniestro acompañado de Dale Crover. Abriendo con “Ballad of Dwight Fry” de Alice Cooper y seguida del trallazo “It´s shoved”, empezó el recital con mitad del aforo de la sala Penélope. Al rato salieron a acompañarles el bajista Jared Warren (ataviado de personaje salido del Burgen King, capa y corona incluida) y el batería Coady Willis (los dos miembros de Big Business), dando un empuje brutal al sonido de la banda, y con una contundencia indescriptible, pese a las deficiencias del sonido de la sala. El segundo set, con los cuatro otra vez en el escenario, y al ritmo de El Equipo A, la cosa siguió por el mismo camino: brutalidad sonora y decibélica partiendo de los orígenes de Black Sabbath con gotas metaleras-noise-stoner (véase “Billy Fish”, “The Kicking Machin o “Smiling Cobra”), pero con una frialdad ante el respetable bastante sonrojante. Tras hora y veinte Buzz se va mientras los dos baterías siguen aporreando sin piedad y el rey del Burger King se lanza a una vorágine cacofónica entre el gentío.
No hay más, no hay bis y la gente se marcha esperando algo más de lo ofrecido, con mal sabor de boca por la poca información sobre los grupos y el absolutismo pasotismo de la banda ante ellos. Y es que los conciertos son de sensaciones y ganas de transmisión por parte de los grupos. Melvins lo consiguieron: el Apocalipsis se juntó con la desidia.
Os dejo una nota de los promotores de Madrid intentando aclarar el asunto:
“La programación era Melvins + Big Business + Porn en venta anticipada a 22€ y 25€ en taquilla. Informaron que tocarían Porn a las 19:50 y Melvins a las 20:30 hasta las 23:15 en dos sets con un parón en medio. En la prueba de sonido se pasaron del límite de sonido, llegando a las 113db, permitidos en la sala hasta los 102db por los vecinos. El dueño de la sala cortó pero todo transcurrió con total normalidad. Probaron sonido, se marcharon a cenar y dijeron que volvían cuando se produjese la apertura de puerta. En eso, a la hora de comenzar Porn, dicen que no, que únicamente tocan Melvins de 20:30 a 23:15. Con la gente entrando, empiezan a tocar, hacen un set de 20:35 a 22:10, sube al escenario el tour-manager (también miembro de Porn) y junto a su técnico de sonido empiezan a desenchufar la microfonía. Se les pide explicaciones porque por contrato tenían que tocar Melvins + Big Business + Porn y dicen que el show ha terminado. Y ahí termina la cosa. Luego silbidos del público, confusión general y se escapan habiendo cobrado y sin tocar. Estoy esperando una aclaración oficial, si bien, es lo único que dijeron.”