ENTREVISTA A JUNKYARD
Vuelven por nosotros
¿Qué importancia ha tenido España en la reunión de la banda?
David Roach: Mucha importancia, la única razón por la que Junkyard vuelve a funcionar, pues todo el mundo tiene sus familias y sus trabajos, es por venir aquí. La respuesta que tuvimos en el Serie Z en Jerez fue increíble, la gente seguía hambrienta de Junkyard después de tantos años. Hay una gran diferencia entre el público europeo y el americano.
¿No esperabais este recibimiento cuando vinisteis?
D. R.: No esperaba nada. Esperaba que estuviese bien, simplemente. Pero está siendo magnífico. Entiéndeme, no somos Van Halen, pero podemos meter a 400 o 500 personas, que han esperado tanto para vernos, pues nunca vinimos a Europa a finales de los 80 ni principios de los 90. Teníamos ofertas que nunca se materializaron. Y ahora… es surrealista.
¿Hay ofertas para grabar un nuevo álbum?
D. R.: Todavía no. Puede que dentro de un tiempo lo pensemos y hablemos de ello, pero no por ahora. Estamos concentrados en los conciertos.
Por lo que veo Junkyard sigue sin ser vuestro medio de vida principal. Todos tenéis otros proyectos.
D. R.: Sí, sí, todo el mundo está involucrado en otras cosas. Chris Gates tiene su propio proyecto de country en Austria, todo el resto de la banda está en California y hace sus cosas. Yo tocó música en algunos bares, pero como algo personal, fuera del negocio. Pat y Todd, todos tienen su familia. Tocamos simplemente por diversión.
En vuestro concierto de Jerez solo tocasteis canciones de vuestro primer álbum mientras muchas gente considera el segundo, ‘Sixes, Sevens and Nines’ como vuestra obra maestra ¿por qué razón lo dejasteis fuera del repertorio?
D. R.: En esta gira tocamos cinco o seis canciones de ese disco. Acabo de enterarme de que ‘Sixes, Sevens and Nines’ es tan grande en España, más importante que el primer disco, no lo sabíamos.
Entiendo que esta no es una reunión al uso, como las que actualmente están ocurriendo en el mundo de la música. Esto es por y para los fans y para disfrute de la banda. Pero ¿qué opinas de la avalancha de reuniones que se está llevando a cabo actualmente?
D. R.: No tengo ni idea de dónde está la industria discográfica hoy. Sólo sé que la gente quiere oír esas viejas canciones de esas grandes bandas. Son canciones familiares, populares. La mayoría de estas bandas no graba nuevos discos, la gente no quiere escuchar nuevo material, sino las canciones con las que crecieron y se enamoraron. Para mí depende de dónde se encuentre la banda en cuestión. Nosotros éramos amigos, y seguimos siendo los mismos tíos en el grupo. No diré nombres pero sé de grupos que vuelven y tan solo mantienen a su cantante o su guitarrista, y el resto son músicos contratados que actúan bajo el nombre de la banda. Supongo que es por dinero, seguir ordeñando la vaca hasta que se quede seca. ¿Quién queda hoy en esas bandas¿ ¿el batería? ¿el roadie? ¿el que les limpiaba los zapatos? Nosotros siempre hemos sentido que tenemos más integridad que eso.
¿Cómo recuerdas aquella generación de bandas de Los Angeles de mediados a finales de los 80 y cómo la vez comparado con lo que puede hacerse hoy en día?
D. R.: Entre 1985 y 1990 ocurrió la explosión musical más importante de Los Angeles desde finales de los 60 con los Doors y demás. Había un total libertinaje y era una fiesta total todos los días de la semana sin excepción. Siempre estaba pasando algo. Luego llegaron Nirvana, Pearl Jam y esas bandas con cosas más importantes que decir. Era una música grandiosa, me encanta, pero la fiesta se perdió. Se volvieron serios, con grandes propuestas, propagando la palabra de Greenpeace y esas cosas… me parece genial, pero ¡el rock n’ roll es divertido, tío! Actualmente no estoy muy al tanto de lo que sucede.
Cuando comenzasteis Axl Rose os hizo cierta publicidad luciendo camisetas del grupo en las fotos promocionales de Guns N’ Roses ¿qué piensas de él a día de hoy?
D. R.:¡No tengo ni idea! No lo sé, supongo que tuvo demasiadas cosas demasiado pronto. Él tenía un sueño, y todo lo que soñaba se convirtió en realidad. Y entonces ya no supo qué hacer. Y ahora es un loco millonario que se sienta en su casa y no tiene un verdadero contacto con la realidad. No tengo nada contra él, supongo que es un buen tipo, quizá un poco malhumorado.
¿Unas últimas palabras para el público español?
D. R.: Gracias a todos por venir. Realmente lo aprecio mucho. Encuentro muy difícil promocionarme a mí mismo. Aquí me siento realmente haciendo lo que quiero hacer, y por primera vez en mi carrera con Junkyard (n.d.r.: se emociona) me siento lleno. Para mí es muy importante. Recuerdo cuando era joven y veía a todas esas bandas que admiraba. Nunca llegué a sentirme así. La gente pone a sus ídolos en un pedestal y nunca piensa en ellos a nivel humano porque les ve en las revistas y los videoclips. Pero es muy importante para mí cuando puedo contactar con alguien que me respeta, que me aprecia. Y tengo una responsabilidad con ellos. Aquí en España la gente realmente aprecia el rock n’ roll, lo ama, se siente. Es increíble. En los 80 estaba demasiado borracho para percibir todo eso. Pero por primera vez en mi carrera, aquí en España, puedo tener este sentimiento con la gente, ni siquiera en Hollywood ni abriendo para Lynyrd Skynyrd pude sentirlo. Quizá era demasiado joven. Pero percibirlo ahora es genial.