ENRIQUE MORENTE – LAGARTIJA NICK
Gustazo para los oidos
El dia de la musica es un evento un tanto artificial que nos llega a tierras ibericas desde la lejana Europa. Ademas de la supresion temporal del abusivo impuesto que sangra nuestras compras,la musica se supone invade las calles sin abusar, tampoco se crean y se organizan diversos conciertos, algunos gratuitos, y otros no, como el que nos ocupa. Paradojico y sintomatico, por cierto, como acabo este concierto del Dia de la musica, con los musicos practicamente expulsados del escenario por parte de la organizacion Dieciseis años han pasado desde la publicacion de Omega, un disco transformador, mutagenico y aperturista dentro de esa densa oscuridad de lo que llaman flamenco. Marcando vias potenciadas posteriormente y explosionadas definitivamente con discos como el imprescindible La leyenda del espacio de Los Planetas. Aun con todo, lo que ambos discos ofrecen es muy distinto, lo concavo de uno se convierte en convexo en el otro, como una prenda reversible. Con ello quiero recalcar que Omega no es un disco pop, es un disco de flamenco, para escandalo de puristas, flamencologos e integristas. Es un disco petreo, denso, que necesita de varias escuchas y que gana con cada una de ellas. Es una pieza referente en la historia de la musica popular espanola y es algo que debemos agradecer a un espiritu abierto como el de Enrique Morente aunque, no nos confundamos, en definitiva, el disco no deja de ser clasicista en la mayoria de sus palos. Los temas en que interviene Lagartija Nick no son ni la mitad si bien el excelente resultado, la espectacularidad sonica, la perfecta comunion de manos entrelazadas hacen que directamente ocupen la parte del leon y acaben por ser los mas trascendentales. Se dividio el concierto en 2 partes claras, una mas cercana a la pureza y otra mirando hacia la vanguardia de frente. El inicio, coral, con Morente y su grupo en el centro del escenario, banados por una blanca luz cenital cantando oscuro, muy oscuro, como escapando de las tinieblas. Tras ello se alinearon en 2 flancos, palmeros y bailaores contra Morente y guitarristas. Discurrio esa primera mitad en esos ordenes y pudimos disfrutar de la inmensidad de El pastor bobo, entre el desgarro de la voz de Morente, los bailes en los medios, las palmas, las voces sampleadas, la guitarra de El Paquete y su ibook. En momentos puntuales Eric se incorporo tras el muro de metacrilato a golpear su bateria para cargar la percusion. Tras un momento instrumental, a la altura de la novena cancion se produjo el cambio de guardia, con el coro femenino al completo y Morente colocando el microfono en medio del escenario y dispuesto a desganitarse ahora de pie con un aire de Van Morrison meridional. A partir de entonces lo que sucedio fueron palabras mayores. Todo se inicio con Omega, el tema homonimo de mas de 10 minutos. Una pieza poliedrica, apasionante, de guitarras afiladas y unos golpes de bateria como aldabonazos en el infierno entre los que Morente grita a la yerba. extasis, epica y proyecciones electropsicodelicas. De ahi al final un vortice metalico de palmas y electricidad, un dialogo fluido entre los palmeros que vitoreaban la bateria de Eric y unos Lagartija Nick en contacto con la maravilla tras el muro de metacrilato. Desde luego que al grupo de Antonio Arias se le debe una reivindicacion con todas las de la ley, no hay grupo que dentro de nuestros limites haya arriesgado mas, haya apostado mas fuerte por la innovacion y haya salido, a dia de hoy, indemne, sano, salvo y fuerte.